EZKIOGA A.M. Artola, CP | Page 40

semejantes a Ezkioga. Estas severas normas se vieron en la práctica muy atemperadas por las condiciones personales del Párroco de Zumárraga, hombre espiritual y propenso a aceptar visiones y revelaciones. Como D. Antonio tenía mucho prestigio, Echeguren le dio prácticamente amplias atribuciones para actuar con los grupos de los videntes. En cuanto a la marcha de las apariciones, en conjunto, el Vicario General se atuvo a las normas del tiempo. Las apariciones tienen un tiempo de rodaje en el cual se revela su propia dinámica interna por la que se comprueba su autenticidad o su falsedad. Si al cabo de cierto tiempo, se comprueba la positividad de los hechos aparicionales o se dan hechos milagrosos, se procede a un proceso de autenticidad de la aparición. Según esta mentalidad, el Dr. Echeguren se limitó a observar desde lejos los acontecimientos, esperando que llegara el momento de actuar. De haber estado en Vitoria el Obispo Múgica, de sensibilidad religiosa muy fina, y muy cercano a las expresiones de la piedad popular, muy próximo también a los problemas pastorales de la Diócesis, no hubiera dudado un instante en preocuparse con simpatía de la nueva aparición. Estando de Párroco en Zumárraga un sacerdote muy conocido suyo, y muy apreciado, era normal que establecieran con él un plan de actuación conjunta y encauzara los acontecimientos. Hubiera mantenido con firmeza las riendas controlando la fuerza de los acontecimientos, y así evitar todo exceso de fanatismo o de credulidad excesiva. En esas condiciones, Ezkioga hubiera tenido las mejores posibilidades para un verdadero discernimiento de la autenticidad del maravilloso suceso. Pero el Obispo Múgica estaba alejado a muchos cientos de kilómetros de Ezkioga, desterrado en Francia. El Vicario General, teniendo en cuenta las tres veces a Ezquioga en plan de observar, y para advertir a los Sres. Curas de Zumárraga y Ezquioga que guardaran extremada discreción, actitud de observación y que en manera alguna contribuyeran a hacer creer en la sobrenaturalidad de aquellos sucesos, pero teniendo cuidado de recoger privadamente los datos que estimaran convenientes» (PE, Doc. 7). 42