EZKIOGA A.M. Artola, CP | Page 39

III LA CONDENACIÓN POR LA IGLESIA 1-El Vicario General En ausencia del Obispo de la Diócesis, Mons. Mateo Múgica, el personaje eclesiástico que tenía la incumbencia de intervenir en Ezkioga era el Vicario General de Vitoria, Dr. D. José Antonino Echeguren. El Vicario era alavés de origen, por tanto, independiente de la mayoría del clero vitoriano dividido entre Guipúzcoa y Vizcaya. Con un obispo de tendencias preferentemente pastorales, un jurista como Echeguren era un complemento necesario para el adecuado régimen de la Diócesis. No era un teólogo curtido en lides místicas, sino que era un doctor en Derecho, psicológicamente configurado según una mentalidad jurídico-jerárquica, y pastoralmente no muy comprometido. No era el hombre dotado de la adecuada sensibilidad como para acercarse a unos niños con apariciones, ni para dialogar con un pueblo desconcertado, deseoso de creer en unos inocentes niños que veían a la Virgen. Además, como simple Vicario General de un obispo ausente, era un hombre atado de pies y manos para tomar decisiones directas e inmediatas. Sabía, también, que el Gobierno seguía todos sus pasos y lo tendría siempre contrario. En cuanto empezaron a sonar los hechos de Ezkioga el Vicario General se presentó en Zumárraga y dio al clero local órdenes severas para que no se entrometieran para nada en el asunto de las apariciones42. Era la praxis prudencial de su tiempo en casos 42 «Durante el primer mes de las llamadas apariciones, fue el que suscribe 41