neurosis y de histeria mística». Pero es una realidad que en
Ezkioga se habló mucho y muy en serio sobre la guerra civil entre
católicos y no católicos, y se describieron escenas muy sangrientas
de dicha guerra. Son particularmente graves las palabras de
Patxi Goikoetxea41. El problema está en la interpretación de estas
escenas. Aunque se trata de visiones generalmente alucinatorias,
no se pueden rechazar tales descripciones, a priori, como falsas
o meramente fantasiosas. Como sucedió con el falso profeta
Balaán (Nm 22, 22-30), puede el Señor manifestar sus designios
verdaderos por medio de un falso profeta. Como también sucedió
en las palabras malintencionadas de Caifás sobre la muerte de
Jesús (Jn 11, 10-12). Las palabras de los visionarios de Ezkioga
resultaron verdaderas, porque se abatió sobre España una terrible
guerra. El problema está en discernir si tales visiones provienen
de la Virgen o se deben a profundas intuiciones naturales de lo
que está por venir. El tono vengativo odioso, la actuación de la
Virgen, poco digna de su misión de Madre misericordiosa de los
hombres, parecen persuadir que los hechos percibidos en tales
visiones son reales, pero su origen no es directamente divino ni
sobrenatural. Estos textos son, francamente, de lo peor de las
visiones de Ezkioga, y se ha de excluir de ellas un carácter de
visiones verdaderas.
«Nuestra Señora le había hablado durante mucho tiempo y le había dicho
muchas cosas que no les iba a revelar entonces sino en el futuro. Estaba rodeada
-dijo- por 25 ángeles vestidos de blanco y azul con espadas desenvainadas. Cerca
de ella, estaba San Miguel Arcángel ofreciéndole una gran espada chorreando
sangre. Nuestra Señora, que iba vestida de «Dolorosa», limpiaba la sangre de la
espada con un paño blanco. Me dijo -explicó Francisco Goicoechea- que iba a
haber una Guerra Civil en el País Vasco entre católicos y no católicos. Al final
los católicos, tras sufrir severas pérdidas en bienes y hombres, triunfarían con
la ayuda de los 15 ángeles de Nuestra Señora»... (Walter STARKIE, Spanish
Raggle-Taggle. pp. 134-136). Esta visión, en el fondo, es de misericordia. San
Miguel presenta a la Virgen una espada ensangrentada, y ella limpia la sangre.
En otras visones más numerosas, las espadas se presentan como armas hostiles,
manejadas con espíritu de venganza.
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