las cercanías de Ezkioga, alcanzó una resonancia muy amplia,
llegando quizá hasta San Sebastián. La mayoría de los que el
domingo 7 se presentaron en Ezkioga eran gentes de Guipúzcoa.
Lo que dio una extraordinaria seriedad a los tres primeros meses de
las apariciones fue el contingente vasco que se dio cita en Ezkioga.
Primero Guipúzcoa; luego, Vizcaya y la Barranca de Navarra.
Estos grupos primeros acudieren al lugar de las apariciones con
toda la seriedad de su fe y su persuasión segura de que podía
aparecerse la Virgen en su tierra, tan cercana a Lourdes. Con
toda probabilidad, no quedó en esos meses sin acudir a Ezkioga
ningún sacerdote, seminarista o persona religiosa de Guipúzcoa
y de Vizcaya. El efecto de estos días primeros fue impresionaste.
Es lo que constituyó lo mejor y más puro de Ezkioga35. En este
tiempo el público preponderante era vasco. Se rezaba el rosario
en vascuence.
Este grupo de la zona vasco-navarra podía entrar bien en el
grupo de la «verdad y sinceridad» que Bernoville atribuía a los
primeros videntes y a los círculos más próximos a ellos. Este fue
el grupo que buscó con sinceridad el cambio interior y la moción
a orar que emanaba de los primeros videntes.
Muy pronto se unió a esta gente una multitud alienígena
que venía en busca del milagro, que tan gráficamente describió
Starkie. A este grupo del resto de España pertenecía una selección
de personas preocupadas trágicamente por el sesgo radical de
la política republicana, y buscaban angustiosamente un criterio
religioso para oponerse al caos. A esa gente le interesaba el
mensaje religioso que contrastase con el mensaje anticristiano de
la República. No les preocupaba tanto la conversión personal y la
oración devota, cuanto la orientación política a tomar frente a la
No se ha de exagerar el aspecto de seriedad y de verdad del grupo vasco en
Ezkioga .Hay que subrayar también enérgicamente que lo peor de la desviación
de Ezkioga fue obra de visionarios como Ramona Olazábal, Patxi Goikoetxea,
Benita Aguirre y otros.
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