lo que podemos llamar la etapa carismática de Ezkioga , que durará hasta agosto de 1931 .
La conexión entre lo vivido por los niños Bereciartúa y la explosión carismática , según G . de Bernoville , es de una verdadera inducción mística . Los niños fueron los inductores ; la masa , los que sufrieron la inducción . Pero no fue una inducción homogénea , como la física , sino espiritual , y -por ello- de naturaleza modalmente distinta entre los inductores primeros y la masa carismáticamente receptora . Lo experimentado por los niños fueron « apariciones »; lo vivido por los « segundos videntes » eran « visiones ». Lo que es menester aclarar ahora es la naturaleza de lo que experimentaron los primeros videntes . El punto de partida es la originalidad de su vivencia . Esta consistió en una aparición acompañada de una simultánea locución interior que les inducía a orar . Una hipótesis aceptable sería que su don consistió en la visión de la Virgen , acompañada de una palabra interior sobre la necesidad de orar . Visión y palabra interior , sin mezcla de locución eterna ni éxtasis . El caso de Andresito que exige al Párroco ponerse a rezar si quiere ir al lugar de las apariciones , demuestra una experiencia fuerte que el niño ha recibido mediante una palabra interior , sobre lo que se debe hacer en el lugar de las apariciones : rezar . Quizá la originalidad fundante de Ezkioga esté en ese fenómeno . Frente a la abundancia de locuciones extáticas de los segundos videntes , lo original y diferenciante de los primeros fue esa palabra interior , sin éxtasis ni exterioridades .
El primer fenómeno de inducción espiritual que se produjo desde los primeros videntes a los segundos , el día 4 de julio , fueron las visiones de conversión . En ellas se alcanza un avance entre la palabra interior y la locución . Es la transformación interior . Desde el día 7 entra la variedad carismática , incluidas las formas
actitud de venir hacia la gente . El momento fue sublime . La emoción embargó los ánimos . De una parte , gritos . De otra , aplausos a la Virgen . La confusión y el entusiasmo llegaron a tal grado , que no pudo continuarse el rosario » ( Anónimo , Videntes de Ezquioga , s . p .).
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