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ha adquirido el gusto por la lectura y el ejercicio, etc. No se puede medir su pensamiento crítico ni
complejo. Tampoco se puede medir sus aptitudes orales.
Se sabe que un alumno puede ser declarado competente según sus respuestas en pruebas con
"ejercicios", si bien puede fracasar en pruebas con situaciones complejas, y viceversa.
La normalización y la pertinencia son difícilmente compatibles, ya que la normalización consiste en
reducir la complejidad a través de la uniformización, mientras que la pertinencia consiste en tomar
los fenómenos con toda su complejidad y de manera contextualizada (Ardoino, 1993). A pesar de sus
cualidades y su contribución, estas pruebas estandarizadas internacionales privan, a veces
brutalmente, a todos los sistemas educativos de una buena parte de lo que las hace pertinentes.
Metodológicamente, son necesarias ciertas reservas al utilizar estos resultados como un sustrato
para la orientación de las políticas educativas. De hecho, los principales resultados de la investigación
que se mencionan en los informes internacionales, así como los resultados que se trazarán más
adelante, se basan en estas pruebas estandarizadas internacionales, porque actualmente constituyen
la única fuente de información que se puede utilizar para este tipo de estudios. Por muy interesantes
que sean estos resultados, siempre hay que tener en cuenta los límites de su validez.
La introducción de las TICE y la llegada masiva de las pruebas estandarizadas internacionales
constituyen dos ingredientes que parece esencial tener en cuenta si se quiere comprender hoy en
qué se ha convertido la escuela y lo que será mañana.
Estos dos componentes están indisolublemente unidos. En particular, solo se puede comprender el
desarrollo de las competencias en la escuela — el tema de este documento — a través del filtro de
las TICE y las pruebas estandarizadas internacionales.
1.2. Las competencias como respuesta a estos desafíos
Los desafíos que enfrenta la escuela no faltan, ni en cantidad ni en intensidad, tanto en lo que
respecta a la política (las fuerzas de la alienación y la emancipación) como a la gestión de
herramientas normalizadas de las que dispone.
Una de las principales respuestas a estos retos consiste en cambiar gradualmente los objetivos de la
escuela: centrarse en las competencias del alumno y no sólo en sus conocimientos. Esta atención a
las competencias debe dotar al estudiante de lo necesario para hacer frente a las exigencias de la
vida cotidiana y profesional y, en ocasiones, también a sus contradicciones.
El uso de tales competencias debe permitir a los estudiantes aprender a usar las herramientas e
idiomas de hoy (TICE, pruebas estandarizadas internacionales) y también a dominarlos y
cuestionarlos.
Fundamentos que hay que reforzar 11
La escuela de hoy y, más aún, la de mañana servirá para formar a todos los alumnos en las
competencias y conocimientos necesarios para pensar, actuar, trabajar, ejercer sus derechos y
garantizar los deberes de la vida, independientemente de su lugar de nacimiento o existencia:
competencias lingüísticas (nacionales y extranjeras), el ámbito de las matemáticas, la cultura
científica y tecnológica, y también en las artes y el deporte, la historia y la geografía, la educación
ambiental, la educación para la ciudadanía, las religiones, los medios de comunicación, la economía y
el derecho, así como, cada vez más, las competencias socioemocionales. Se trata de un inventario
cada vez más extenso, pero indispensable, y que requiere un tratamiento diferente a una simple
yuxtaposición.
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CONFEMEN (2012)
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