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3. INVERSIÓN PÚBLICA EN EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Las posibilidades de expansión y mejoramiento de los servicios educa-
cionales están determinados decisivamente por los recursos económi-
cos que los países deciden invertir en ellos. Esta noción general requiere
luego varias especificaciones para un análisis riguroso de la prioridad
financiera dada a la educación en los diferentes estados, como parte de
su compromiso con las metas de educación para todos. En esta sección,
en primer término, consideramos la relevancia que el gasto fiscal ha
tenido en la economía nacional; luego observamos la prioridad que los
gobiernos han dado al sector educación dentro de su presupuesto, y
finalmente describimos la distribución de recursos que se ha hecho en-
tre los distintos niveles del ciclo escolar, todo esto para los años 2000
y 2010. Desafortunadamente, mientras más distinciones se realizan en
cuanto al gasto público en educación, menor es la cantidad de países
con información disponible.
Una medida básica de la prioridad que reviste la educación dentro de
una sociedad es estimar qué proporción del producto interno bruto se
destina a la inversión educativa; en efecto, el marco de acción de Dakar
puso énfasis en la necesidad de que los gobiernos expandieran su com-
promiso financiero con la educación. En esta materia, en promedio, los
países de América Latina y el Caribe efectivamente aumentaron el nivel
de gasto público en educación como porcentaje del PIB, pasando de
4,5 en 2000 a 5,2 en 2010, es decir, acumulando un aumento de siete
décimas porcentuales, y acercándose así al promedio de gasto en edu-
cación de los países europeos y Estados Unidos, que hacia 2010 era de
5,6% del PIB.
Sin embargo, este promedio esconde marcadas disparidades al interior
de la región, tanto en el nivel de gasto como en la tendencia. En efecto,
en 7 de los 19 países para los que se cuenta con datos comparables el
gasto público como proporción del PIB no siguió esta tendencia posi-
tiva, sino que disminuyó entre 2000 y 2010. Asimismo, mientras en
algunos países el gasto público en educación no superaba el 3% del PIB
en 2010, en otros ocho alcanzaba valores alrededor del 6% e incluso en
Cuba superaba el 12% del PIB. Es importante notar que esta disminu-
ción no necesariamente implica un menor gasto público en educación
en términos absolutos, sino que este no ha aumentado proporcional-
mente en la misma medida que el PIB, que como vimos tuvo una impor-
tante expansión en prácticamente todos los países de la región durante
la década pasada.
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