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Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva
Otro concepto que se está erradicando es el de necesidades educativas especiales (NEE), y reemplazando
por el de barreras para el aprendizaje. Es como una reforma de segunda o tercera generación como ocurrió
con los derechos humanos y las garantías individuales. A final de cuentas, se trata de derechos progresivos
que todo mundo reconoce, pero que se van poniendo en práctica conforme las condiciones económicas y
sociales lo permitan. El derecho a la salud, al trabajo y a la educación son derechos progresivos reconocidos
por todo el mundo, pero que algunos países han logrado universalizar y otros los ejercen a través de la
seguridad social, producto del trabajo y las conquistas laborales de los gremios y sindicatos. También los
hay, en que sólo se accede a ellos en forma privada de acuerdo a sus recursos económicos personales.
No en balde se ha dicho en los diversos documentos internacionales que la discapacidad no es un asunto
privado de las familias, sino que es una cuestión pública de la que los estados habrán de hacerse cargo
porque rebasa con mucho la capacidad de la que puede ser capaz una familia, individualmente hablando.
Las redes sociales de apoyo juegan un papel fundamental. Y bueno, las políticas públicas, sus instituciones,
así como las civiles (ONGs y Fundaciones, etc.) están siendo solución en nuestros días.
El punto óptimo de desarrollo para las personas con discapacidad lo ilustraba muy bien Gordon Potter de
Canadá, al presentar algunos testimonios de ellos: “nosotros queremos pagar impuestos, no vivir de ellos”.
Lo que resume que hay libre acceso al trabajo sin discriminación; a la educación sin exclusión alguna; y a
la salud sin restricciones por motivos de discapacidad. En el fondo lo que pone en juego “pagar impuestos,
no vivir de ellos”, es la dignidad de las personas.
La medida es precisamente esa: la dignidad. Cualquier cambio, reforma o transformación de las políticas
públicas o de las teorías explicativas de la discapacidad, es válida siempre y cuando quede a buen resguardo
su dignidad como personas. Si ha cambiado de integración a inclusión; si ahora se habla de barreras para el
aprendizaje para colocar el obstáculo fuera y buscar su eliminación o remoción, en lugar de que las personas
sean su propio obstáculo, bueno, todos estos cambios de enfoque, y otros, son válidos si no trastocan la
dignidad de las personas y si, por el contrario, cada vez la respetan y la promueven. Entonces, se aceptan
por los protagonistas que son quienes tienen que ver con el hecho de la discapacidad y su entorno.
Len Barton, un investigador inglés del Instituto de Educación de la Universidad de Londres que estudia
la discapacidad en relación con la sociedad, advierte que las personas con discapacidad deben opinar en
los enfoques mismos de cómo se aborda la discapacidad. Él mismo es una persona con discapacidad. Este
enfoque es el que se emplea en la inclusión con las mujeres y con los pueblos originarios y sus culturas. La
subjetividad juega un papel primordial para entender científicamente los fenómenos sociales y humanos.
Nada más alejado del enfoque positivista de la ciencia que reivindica la objetividad metodológica y la
anulación total del punto de vista del sujeto como investigador.
No obstante las posturas radicalmente distintas de las teorías, la transformación de la realidad es gradual, y
no da vuelcos, se acomoda lentamente y a mediano plazo.
Todo comenzó con las Necesidades Educativas Especiales (NEE)
Mary Warnock presidió la comisión que elaboró el informe que lleva su nombre para el Parlamento Inglés
en torno a los derechos de los niños con discapacidad. Esto, ya de suyo era un logro, ya que partía del
derecho. Este informe contenía varios principios fundamentales:
1. Ningún niño será en lo sucesivo considerado ineducable.
2. La Educación es un bien al que todos tienen dierecho
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