esta razón,“ es necesario definir la felicidad para cada grupo humano y si se puede para cada persona”.
Los instrumentos específicos han sido diseñados para aplicarlos a enfermedades, poblaciones o funciones fisiológicas particulares. Por ejemplo: El índice de estado funcional para el cáncer, el instrumento de evaluación de cuidados y uso de recursos para la tercera edad, escala de calidad de vida en Asma, entre otras.
Las medidas genéricas son aplicables a un amplio rango de pacientes y enfermedades y proveen puntajes en múltiples dimensiones. Como ejemplo: SF-36( Short Form 36) y el SIP( Sickness Impact Profile).
Otra manera de realizar las mediciones de calidad de vida es mediante preferencias o determinaciones de la utilidad, en la cual se da un puntaje numérico único a la calidad de vida relacionada con la salud. Por medio de diferentes técnicas se le pide al individuo que dé un valor a sus preferencias hacia los diferentes resultados clínicos, como muerte, dolor o incapacidad, estos valores se combinan para obtener el puntaje total.
Medición de preferencias o utilidades
Los desenlaces y los costos son vistos de manera muy diferente según el actor del sistema. Es importante encontrar un consenso que beneficie a los pacientes.
En la medición se deben tener en cuenta actores como el proveedor, el pagador de los servicios, el paciente y la sociedad, todos en función de identificar los costos, los resultados y los beneficios que impacten en el paciente.
Valoración de medición de preferencias o utilidades:
Para la valoración de las preferencias o utilidades, se dispone de tres fuentes principales:
a. Juicio: el analista o un grupo de expertos calculan el valor del estado de salud que resulta de la intervención, estos resultados deben someterse a un análisis de sensibilidad.
b. Literatura: se pueden obtener valores de otros estudios que hayan sido publicados, siempre y cuando los estados de salud descritos concuerden con los del estudio que se va a realizar, es decir, que los sujetos se puedan comparar y que los