ETHNOLÓGICA No. 02 (2018) | Page 52

Ethnológica 02 (2018) Alma Félix “Mientras la resolución de conflictos, se empeña en hacer que el sistema– tal cual es- funcione, la perspectiva de transformación del conflicto se pregunta y evalúa cómo podrían cambiar las condiciones generales en las que se produce el conflicto y que eventualmente lo producen. Se reconoce que los conflictos son inherentes a las relaciones humanas y que brindan oportunidades de cambios constructivos.” (Panfichi y Coronel. 2011) Lo evidente es que las localidades cargan a cuestas muchas de las consecuencias por la gestión centralizada del agua. Como resultado, existen redes de afectados por el desabasto de agua, que no toman una postura pasiva ante su situación y se esfuerzan por conciliar legalmente su participación en las decisiones que afectarán su territorío. Si bien, las estrategias para asegurar el abastecimiento hídrico puede crear conflictos que desarticulen a las poblaciones, según los intereses y la visión en torno a la gestión local; también puede convertirse en el elemento que articule a las personas para la organización social. Tal concepción divergente del fenómeno, donde el conflicto no sigue una lógica lineal, es fundamental para analizar de manera crítica las limitaciones y fortalezas de los actores sociales para encontrar vías hacia la justicia distributiva del agua. En numerosos países, gracias a la apertura política e inclusión social brindada a diversos grupos humanos y el avance en herramientas de la comunicación, se han formado redes que visibilizan los conflictos socio-ambientales. Creando así, cartografías colaborativas, medios virtuales y espacios físicos que sirven para cuestionar el futuro de la gestión hidráulica. I mportancia cultural del caño Durante más de un siglo, el caño La Maroma forma parte de la vida cotidiana de las personas que viven en los sitios por las cuales atraviesa la obra hidráulica. La forma en que se han distribuido y organizado las localidades, tiene mucho que ver con la disponibilidad de agua y su obtención. Por lo tanto, ante la remodelación del caño para la construcción de la Presa de Almacenamiento La Maroma, algunos habitantes de las localidades se han movilizado y crearon un comité para socializar la desigualdad en el abastecimiento de agua; generar un dialogo en torno al proyecto La Maroma; y encontrar alternativas al problema de escasez de agua. Uno de sus miembros es Felipe Herrera (40), residente de la localidad de Santa Lucía en el municipio de Matehuala. Enérgico al hablar y comprometido con la búsqueda de soluciones por una distribución justa del agua, se ha reunido con un grupo de académicos del Colegio de San 52