ETHNOLÓGICA No. 02 (2018) | Page 38

Ethnológica 02 (2018) Luis Paraguay atender al visitante. —Amaya chaynaqa kaychichu, kukachataya aptiykuychik akunpas. El vocal de prisa me alcanzó la coca y de paso “cañita”. —Salud, qaricha, tomaykuy, tome una copa. Los demás estaban chacchando coca, fumando cigarro para que no les choque la tierra y otras fuerzas sobrenaturales en el que creen, ya están un poco animados o mejor dicho mareados y el corresponsal borracho, sinka, conjuntamente con los músicos. El secretario de la comunidad de Pucaraqay es el máximo encargado de todo los asistentes en llamar la lista de las personas presentes de ambas comunidades, Huancapuquio y Pucaraqay, después hace el llamado de los señores que se han comprometido el año pasado (del 2016 al 2017), sus compromisos están registrados en un cuaderno; pudiendo ser: coca, caña, gaseosa, almuerzo, cuetes y entre otros. Cuando les llaman a cada persona, entregan en público sus compromisos, terminado todo ello los músicos tocan las melodías del inicio del trabajo. Esta función continua en el tiempo que mantiene el poblador en su lógica de vida; como menciona Herder (1774) que cada pueblo, a través de su cultura propia, tenía un destino específico que cumplir (Cuche 2002: 15). Para el inicio del trabajo coordinan delante de todo los trabajadores nombrando quien va a ser el capitán y qollana para un buen trabajo del día, ellos son los encargados en hacer avanzar en topos o medidas, también donde deben descansar hasta el final del trabajo comunitarío; como todos ya están parados con sus herramientas listo para el trabajo, guardan sus cocas y otros sacan sus sombreros viendo arriba, otros se persignan, dan gestos de murmullo de agradecimiento dando culto y ceremonia al compás del sonido de la música. Desde tiempos remotos, el aborigen del Perú rinde culto a las cumbres nevadas de la cordillera de los Andes, a las lagunas y manantiales, considerándolos como “pacarinas” o lugares sagrados, como sitios de origen de ciertos linajes, donde residían los dioses o seres míticos protectores de la vida. (Carrión 2005: 20) Previo acuerdo inician el trabajo con cantos y música al compás del sonido de los cuetes; —Sayariychik wawqikuna qallaykusunña. —Ariqaku. Todos en fila se ponen de acuerdo a la orden, primero en la delantera va el capitán después los demás y en la última va el qollana para que haga 38