ETHNOLÓGICA No. 02 (2018) | Page 18

Ethnológica 02 (2018) Henry Hernández de irrigación y a una buena administración y repartición del agua. Estas construcciones hidráulicas nos demuestran el avanzado desarrollo de una adelantada ingeniería en un medio ambiente desértico. La importancia del agua para estas culturas no solo significó en la agricultura; sino que también era venerada, ofrecida a los dioses como una forma de culto a la naturaleza, en este caso el “culto al agua”. “El mar, los lagos, las fuentes fueron venerados por pacarina o lugares de origen de numerosos grupos étnicos” (Rostworowski, 2011: 301). También se puede apreciar representaciones de fuentes, beberos, lagunas y estanques en los huacos de la cultura Chimú llamadas Paccha (Carrión, 2005) que son recipientes ceremoniales hechos de arcilla, madera o talladas en las rocas. Por otro lado en el valle Jequetepeque podemos encontrar pe- troglifos de la cultura Cupisnique en los caseríos de Huabal, Pay Pay y de mayor importancia en Yonán donde también se observan pocitos y canales tallados en las rocas, que son representaciones al parecer del río Jequetepeque, de la quebrada Santa Catalina o algún plano de un sistema hidráulico como un canal. Estas expresiones son formas simbólicas de la ecología local. En el caserío de Yubed también existen petroglifos; símbolos o figuras de forma antropomorfas y de animales en el sitio denominado Peña Blanca y en una piedra muy grande llamada por los pobladores Piedra del Shari o Shori en la parte alta del cerro, cerca del cementerío. Algunos pobladores que anteríormente han huaqueado los complejos arqueológicos en los alrededores del caserío, han podido desenterrar payancas y paicas que son recipientes de barro cocido y que servían para guardar el agua y la chicha de maíz. En la actualidad los pobladores de Yubed y del valle siguen utilizando estos recipientes para almacenar el agua y fermentar la chicha de maíz. También he podido descubrir dos pocitos 1 tallados en una piedra muy grande que se encuentra dentro de una casa, (Fig. 02) al parecer estos pocitos servían para depositar la sangre de animales sacrificados, así como la chicha de maíz y el agua que eran ofrecida a los dioses como ofrendas, suplicando la llegada de las lluvias en épocas de sequía, asegurando buenas cosechas o para apaciguar las aguas y las inclemencias del tiempo como el fenómeno del Niño (Fig. 04). Posteríormente los sistemas hidráulicos que construyeron estas grandes culturas fueron utilizados por los conquistadores durante el 1 Para mayor información de los pocitos véase Carrión (2005). 18