ETHNOLÓGICA No. 01 (2017) | Page 86

86 Ethnológica No. 01 (2017) Alonso Muñoz Terán elementos de las literaturas heterogéneas y la pertinencia de este abordaje. Respecto a los lineamientos que establece para dicha clasificación encon- tramos el de “literaturas situadas en el conflictivo cruce de dos sociedades y dos culturas” (1978: 8), contrario al análisis de las literaturas nacionales, criterio que “parece garantizar la constitución de un corpus relativamente autónomo y homogéneo y de una tradición más o menos unitaria y cohe- rente” (1978: 9). Dicho planteamiento, podríamos ubicarlo en sus inicios en el siglo XIX de la historia latinoamericana (y que continúa hasta la fecha), para minimizar los problemas de su constitución multicultural. La pertinencia de nuevas categorías que eviten este tipo de reduc- cionismos, proviene no sólo “por la necesidad de recurrir a categorías más amplias y de mayor aptitud explicativa”, sino por “los planteamientos mar- xistas sobre la coexistencia de una cultura de la clase explotada y otra de la clase explotadora, coexistencia que escinde de parte a parte el campo de la literatura de una nación” (1978: 10). Para hallar estos elementos heterogéneos en la literatura, nos dice Cornejo Polar, hay que hacer un análisis “del proceso literario, que permita distinguir la producción, el texto resultante, su referente y el sistema de distribución y consumo […]” (1978: 11). Utilizando estos criterios para el análisis de El Viejo Antonio, encontraremos que los textos tienen una filiación a un contexto sociocultural de los pueblos mayas del Estado de Chiapas, México, lugar donde coexisten, junto a la población mestiza, 12 pueblos originarios, 11 de ellos de la familia lingüística maya. Siendo este contexto el referente, la forma de representación y el consumo correspon- derían, hasta cierto punto a otro estatuto sociocultural, el de la población que lee en la lengua hegemónica, el español, contrario a las lenguas ma- yanses que nutren las historias de El Viejo Antonio. Es decir, se evidencia claramente la zona de conflicto del referente, mundo representado y modo de representación. Otro rasgo importante es el de la estructura de los textos, que, en esencia, responde a la producción emanada de la tradición oral. Así son estructurados la mayoría de los 51 relatos que comienzan con una con- textualización, una introducción del vocero, del escribano, del “oidor” de la historia que se va a presentar a continuación, enseguida viene el relato en sí, que, presentado en cursivas, representa la voz de “El viejo Antonio”, el portador transculturado de las historias. Marcos, personaje y autor, será entonces el puente entre estas dos visiones de mundo mestizo y el de las cosmovisiones mayas. ¿L iteratura indigenista o literatura heterogénea ?