El buen vivir y la reafirmación de la identidad de los 77
pueblos indios [pág. 67-82]
Ethnológica No. 01 (2017)
bién es cierto que la flexible organización de tiempo y esfuerzo, permite a
sus miembros cumplir con otros fines extra-laborales: de estudio, deporte
o esparcimiento, maximiza los ingresos por incorporarse a un gasto com-
partido y minimiza los egresos por compartir la infraestructura doméstica.
El tercer elemento, que apunta a la existencia de una lógica eco-
nómica diferenciada, es el llamado sistema milpa, base de la subsistencia
mesoamericana desde tiempos inmemoriales y en franco retroceso a partir
de la acción misionera de extensionistas y promotores del desarrollo, em-
pecinados en implantar el monocultivo. La base del sistema milpa es la
biodiversidad y por tanto la interdependencia. En la milpa se combinan
especies vegetales que conviven con animales, tanto insectos como ani-
males domésticos. El resultado suele ser que en una superficie pequeña se
obtienen productos diversos por lo general destinados al autoconsumo y
a proporcionar una dieta variada. La orientación a la autosuficiencia, fue
devaluada y considerada como marginal. Los productos de autoconsumo
no se consideraron como ingresos y por tanto a sus consumidores se los
calificó como pobres.
En realidad, el sistema milpa se opone al monocultivo, no solo por
los fines que persigue —producción de mercancías o bienes de uso— sino,
en términos de lógica, la lógica de la diversidad, la interdependencia y la
mezcla, propia de la naturaleza, contra la lógica de la especialización, la se-
paración en compartimentos estancos, y de la hibridación del pensamiento
moderno, y la creencia en la ingeniería social a gran escala. Bauman (2005)
califica a esta última como la lógica del jardinero que quita las malezas y
modela a la naturaleza con criterios de orden formal. Esta lógica extendida
a la sociedades se expresa en la necesidad los occidentales de domesticar a
los otros culturales cuando no de exterminarlos. Al orden casi matemático
de los jardines occidentales, se opone el desorden crónico de la milpa,
donde la convivencia de organismos ha dado lugar a la polinización cru-
zada y el surgimiento de nuevas razas y clases. La metáfora del jardinero
contrapone las culturas cultivadas, producidas, dirigidas y diseñadas por
una parte y las culturas silvestres o “naturales”, por la otra.
Si interpretamos estos patrones culturales en términos de lógica se
puede inferir la valoración de la diversidad y de la interdependencia, entre
las personas y con la naturaleza, la consideración de la actividad económi-
ca como parte de las relaciones sociales 10 , y la valoración del tiempo dedi-
cado a las relaciones sociales y el esparcimiento. En términos de finalidad
10 Polanyi (2006) considera a las actividades económicas Embeded, en las relaciones sociales. El termino
embeded va más allá de la idea de formar parte, una parte puede ser separada del todo en cambio embebed
supone una relación intrínseca.
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