El buen vivir y la reafirmación de la identidad de los 73
pueblos indios [pág. 67-82]
Ethnológica No. 01 (2017)
prodiga en la datación de espacios exclusivos, para un género o grupo, de
la existencia de bienes no transferibles y de su simbolización por medio de
tabúes y restricciones simbólicamente fundadas en el mito y el ritual y en
cuanto a la multiplicidad de formas de apropiación: la casa que puede ser
compartida pero no transferible o vendible, la existencia de la mano vuelta
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como mecanismo recíproco de trabajo, u otros como los derechos de monte,
por tradición colectivos, pero que no dejan de representar arenas de con-
flicto cuando la lógica de la ventaja monetaria se introduce en las comuni-
dades, o en algunos de sus miembros. En cuanto a la repartición igualitaria
de excedentes tampoco puede ser generalizada, como hacen los autores en
tanto, si no existe producción colectiva tampoco existen excedentes co-
lectivos, y cuando estos existen –caso de los derechos de monte– suelen
ser objeto de sofisticados mecanismos de redistribución, entre los que se
encuentran los sistemas de fiestas (Smith 1981). En todo caso habrá que
reconocer, como proponen Mauss (1979), Godelier (1998) y otros, la exis-
tencia de múltiples formas de propiedad, postura que retoman Coraggio,
Laville y Hinkelamert (2009) en sus definiciones sobre otra economía, y
que abogan en pro de la pluralidad y diversidad de formas de apropiación.
Independientemente de la veracidad u objetividad de los datos
aportados por quienes mistifican a las comunidades originarias de Améri-
ca, la existencia de la noción de buen vivir, como patrimonio cultural col-
ectivo pareciera implicar una distinción sustantiva. Los autores señalan la
importancia de su incorporación a la constitución de Ecuador en 2008, y
en la de Bolivia en 2009 (Apud Chiroque y Mutabarria, 2009). La noción
de buen vivir o buena vida supondría un cambio de óptica con respecto
a los criterios cuantitativos que suelen manejar los economistas como el
de producto interno bruto (PIB) que solo considera indicadores de crec-
imiento de la producción manejados en términos monetarios, o de calidad
de vida con modelos de consumo-confort occidentales. Contrariamente, el
buen vivir supone incorporar elementos intangibles referidos a la cultura,
sobre todo al sistema de relaciones sociales, pero también la satisfacción
de necesidades de manera social o individual sin necesidad de recurrir al
mercado, como las esferas de la recolección, la auto-subsistencia y la pro-
ducción doméstica.
Otro aspecto que puede ser cuestionado cuando se mistifican las
culturas aborígenes son las supuestas conductas democráticas. General-
mente los apologistas tienden a magnificar el contenido democrático de
7 La mano vuelta, en algunas partes de México, o dar la mano, minga en el mundo aymara, constituyen
formas de intercambio de trabajo reciproco, no necesariamente equivalentes o al mismo tiempo.
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