Estudiantes UDES: nuestra razón de ser | Page 10

Figura 2. macro extremo del insecto María Palitos a menos de un centímetro de distancia.

Dice que ya ha vivido mucho, que no lo descresta ni la rumba, ni las fiestas nocturnas; opta por pasar el tiempo con su esposa y su hija de tres años, cuidar los más de 100 animales que tiene en su parcela de 1.000 metros ubicada en el municipio de Acapulco (Santander) y seguir sembrando hortalizas, piña, tomate, cilantro, nopal, perejil y zanahoria, que lo alimentan sanamente a él y a su familia.

Prefiere vivir la vida en directo y no a través de un televisor. Por eso, es también un aficionado por las fotos y videos macro y macro extremo de la naturaleza. Les hace inteligencia a los pájaros, a las flores y a todos los animales que puedan contar una historia con sus movimientos y acciones.

Y es que para Édgar, “tomar una foto no es como ahora lo hace la gente que compra sus celulares último modelo y retratan una imagen sonriendo o a la comida”. Para él, esta acción es toda una experiencia y travesía. Hace poco -me contaba- espió a un colibrí por más de ocho días, hasta que pudo retratar cuando este llegaba a una mata de platanillo, la chupaba y volvía a irse. Así mismo lo hizo con una abeja y con varios animales más. Al ojo humano es imperceptible, puesto que la escena dura dos segundos, pero para él y para su cámara Nikon, con múltiples lentes y escáneres reciclados, no lo son; pues logra hacer fotos microscópicas a tan sólo unos milímetros del objetivo.

llegaba a una mata de platanillo, la chupaba y volvía a irse. Así mismo lo hizo con una abeja y con varios animales más. Al ojo humano es imperceptible, puesto que la escena dura dos segundos, pero para él y para su cámara Nikon, con múltiples lentes y escáneres reciclados, no lo son; pues logra hacer fotos microscópicas a tan sólo unos milímetros del objetivo.

Para Édgar, vivir aburrido o ‘desparchado’ no es posible. Cuando no hace todo lo anterior o no está en su taller de pintura, de escultura o de talla de madera, está en la montaña; caminando, investigando asentamientos, trayendo evidencias arqueológicas y sintiendo la naturaleza. La mayoría de veces camina descalzo; sólo se lleva una mochila al hombro, lo demás es supervivencia.

Antes de terminar la entrevista, concluyo con una pregunta que considero “cliché” y a la vez necesaria de hacer puesto que un personaje como Édgar Pico, tan cultural y tan creyente, tan sabio y tan sencillo, tan conocedor de nuestra memoria ancestral y tan diestro en tantas cosas,