2. Acuerdos Internacionales y Nacionales
que sustentan la Educación Inclusiva.
El principal antecedente de la educación inclusiva se encuentra en
la Declaración de los Derechos Humanos, firmada en 1948, en su
artículo 26, donde señala que cualquier persona tiene derecho a la
educación y debe ser impartida de manera gratuita, al menos en lo
que se refiere a la instrucción elemental y fundamental, cuyo objeti-
vo es el pleno desarrollo de la personalidad humana.
En 1990 el Foro Mundial sobre Educación, aprueba la Declaración
Mundial sobre Educación para Todos, en Jomtien Tailandia; en su
primer artículo “Satisfacción de Necesidades Básicas de Aprendiza-
je”, puntualiza lo siguiente:
“Cada persona —niño, joven o adulto— deberá estar en condi-
ciones de aprovechar las oportunidades educativas ofrecidas
para satisfacer sus N.B.A. Estas necesidades abarcan tanto las
herramientas esenciales para el aprendizaje (la lectura y la es-
critura, la expresión oral, el cálculo, la solución de problemas)
como los contenidos básicos del aprendizaje (conocimientos
teóricos y prácticos, valores y actitudes) necesarios para que los
seres humanos puedan sobrevivir, desarrollar plenamente sus
capacidades, vivir y trabajar con dignidad, mejorar la calidad
de su vida, tomar decisiones fundamentadas y continuar apren-
diendo”.
Otro antecedente importante lo constituye la Conferencia Mundial
sobre Necesidades Educativas Especiales de 1994, cuyo documento
aprobado es conocido como la Declaración de Salamanca, donde se
reconoce que:
“Todos los niños y las niñas tienen un derecho fundamental a la
educación y debe dárseles la oportunidad de alcanzar y mante-
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