Enero 2019 Sígueme N°001 | Page 7

llamada «poder», es vista como privilegio para abu- sar de ella y no como don para el servicio, siempre es excluyente. Actuar con esta perspectiva en las igle- sias y en los movimientos misioneros resulta en sec- tarismo. Se opone a ella el Reino, el cual nos habla de una comunidad abierta que invita y no de un grupo cerrado que limita. Este pasaje es un duro golpe para todos los que desean encerrase puertas adentro, ya sea para excluir o enclaustrarse en un sistema. No llega a ser seguidora de Jesucristo la persona que afirma su doctrina, sino aquella que actúa como él. La fe es práctica, es seguimiento; no es llevar el nombre o la etiqueta correcta. Jesús les explicó: «El que no está contra nosotros está a favor de nosotros. Les aseguro que cualquiera que les dé un vaso de agua en mi nombre por ser ustedes de Cristo no perderá su recompensa» (Mr 9.40–41). Solo existen dos posi- ciones: contra nosotros o por nosotros. Jesús nos or- dena aceptar toda ayuda dirigida a la causa del Reino, si es en su nombre y con su autoridad. El texto nos invita a valorar lo bueno que nos ofrecen personas aje- nas a nuestra manera de ver el servicio. aquellos dispuestos a dar un vaso de agua a los que pertenecen a Cristo. Jesús también les dijo: «Pero si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí…. Si tu mano te hace pecar, córtatela…. Que no falte la sal entre ustedes para que puedan vivir en paz unos con otros». Marcos 9.42–50 Cuidé- monos de no transformarnos en un escándalo o tro- piezo para otros, llevar a pecar a los que son más pe- queños. Pequeños como el que echa demonios que no forma parte de los Doce (Mr 9.38), o bien la figura del niño, que es modelo de siervo sencillo y humilde. No los excluyamos. Cortemos de raíz este mal. Se re- quiere una acción drástica relacionada con cortar, dejar y abandonar el pecado. Se orienta la vida de la comunidad hacia la apertura. Trasciende fronteras creadas por los sistemas. No acepta el mal. Cuidémo- nos de no abusar del «poder» o de caer en el amor al «poder», en vez de procurar el poder del amor. La responsabilidad y autoridad que se nos ha dado es principalmente para servir, amar y recibir a otros. La fe es práctica, es seguimiento; no es llevar el nombre o la etiqueta correcta. d Todo el relato de Marcos 9.33 al 50 presenta la prio- ridad de la solidaridad y no del exclusivismo. Lo bueno de afuera debe ser afirmado y lo malo de adentro, extirpado. En este contexto, el mensaje del Jesús acepta a una persona que realiza milagros en infierno se dirige a los que están adentro. Finalmen- su nombre aunque no pertenezca al grupo. Parece que el que expulsaba demonios ministraba en la au- te, Jesús nos ordena que no falte la sal entre noso- toridad de Jesús. Ante este hecho resulta significativo tros en nuestro trato mutuo y que procuremos vivir en paz. Cierra el círculo que comenzó con la discor- que Jesús no indague acerca de su doctrina, ni tam- poco sobre sus motivaciones. Objeta la actitud de sus dia, pues discutían entre sí sobre quién sería el más importante. La sal es el símbolo de la disposición a discípulos mostrándoles la alternativa del Reino. vivir en paz unos con otros en la comunidad. Seguir a Quien luche en mi nombre es parte y no enemigo. Jesús logra que la sal mantenga su sabor y eficacia. Es Quien ayude a satisfacer la sed de los que son de Cristo será recompensado en el Reino. Son las impli- la práctica anticipada del Reino. cancias de actuar «en mi nombre». Una teología muy amplia y abarcativa. No pierden su recompensa Una perspectiva amplia