La lectura es el acto de
soberanía de las personas
Reconocer la dinámica del aula es
entender que frente al docente hay otro, un
sujeto que ha sido desterrado de sus
gustos, deseos y sus propios sueños, un
individuo que está y no, que no halla su
punto de quiebre con respecto a la
educación y ¡cómo no! Si nadie les hace
partícipe de su proceso enseñanza
aprendizaje. Son personas que no quieren
estar en un sitio que los vigila y los castiga,
en un sitio donde su punto de vista es
menospreciado y que el modelo
adultocentrista convierte a las instituciones
educativas, en espacios donde se
reafirman las relaciones de poder y donde
se reafirman las desigualdades sociales.
A pesar de todo aquello, los docentes
deben saber que todo lo que se relaciona
con sus estudiantes, es algo muy serio. Y es
aquí, en este punto, donde la idea de la
lectura toma forma, pues, a través de la
lectura, los estudiantes podrán reconocerse
a sí mismo, como sujetos que pueden
explorar nuevos mundos y nuevas
realidades, dentro de la crítica y la
reflexión, por medio de esto, dejarán de ser
aquellas simples personas, que repiten de
memoria las tareas, que regurgitan las
lecciones, en un acto de pánico y
memorización.
A la literatura, en conjunto, con los libros hay
que verlos como aquellas herramientas que
producen lectores y que los grandes textos
son los que hacen cambiar el modo de leer.
Por lo tanto, se vive para leer, y ese es el
afán, que se espera, que en algún momento,
las autoridades de educación entiendan, la
ambición que tiene la literatura y los libros,
en llegar a los estudiantes como un acto de
deseo y no de obligación.
La educación con frecuencia se ha
confundido con la socialización y al final ha
sido anulada por esta, de acuerdo a esto,
los seres humanos se han formado como
seres sociales funcionales, cuya suprema
virtud consiste en la capacidad de
adaptación a lo que existe y a sus
transformaciones. No se debe permitir que
la educación que reciben niños y niñas,
hombres y mujeres, sea la técnica de la
adaptación y que les hagan renunciar a sus
finalidades como seres humanos, que no
consientan ser ordenados y orientados a
arquetipos y a ideales caducos, que se
presentan
como
modelos
exitosos
gerenciales y técnicos.
La resistencia empieza con el ejer cicio
integral de la lectura y del pensamiento, el
diálogo con otros y con cada uno, en el
cuestionarse sobre aquellos dispositivos,
materiales e inmateriales, que les meten en
la cabeza de los estudiantes, que hasta
ahora, son nocivos para toda la sociedad.
Toda la comunidad se ha olvidado que los
estudiantes son como los poemas del
poeta, que nacen con la necesidad
expresiva apremiante. Son esa poesía que
no es para declamar, sino para leer, para
discutir, poesía de ideas y de sentimientos,
poesía de personajes y de pueblos que
luchan, poesía que se niega a ser materia
exclusiva de las grandes empresas que, no
solamente, esclavizan sino que son
ladronas de sueños, poesía inundada por
las otras formas de la creación humana,
poesía útil para la lucha y para ayudar a la
transformación del mundo.
El significado del mundo se lo hace a través
de la lectura porque las instituciones
educativas son barreras clasistas, por este
motivo, hay que preguntarse como
docentes ¿qué tipo de ayuda podemos
brindarles a los estudiantes? Hay gente
desamparada, los hay aquellos que vienen
de condiciones familiares ordenadas y
aquellos que vienen en condiciones
familiares destruidas, solitarios, aislados
como también activistas sociales, capaces
e incapaces, afortunados y desgraciados.
El maestro no solo debe “enseñar”, sino
ayudar, y más aún servir.
"...El significado del
mundo se lo hace a
través de la lectura..."
Christian Javier Navarrete Tapia
Generación 2017
Enseña por Ecuador
Unidad Educativa Ambato.
[email protected]
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