En Red #4 Resvista en red Cuarta edición | Page 26
Enseñar a alguien a leer, ¡Fue un
sentimiento de felicidad inesperado!
Comencé mi año como profesor,
consciente de las dificultades que
enfrentaría en esas aulas tan diversas. La
diversidad tiene su belleza y trae un
enorme aprendizaje, pero a veces también
asusta. Y que susto me llevó a darme
cuenta de cuánto cada detalle de las vidas
de aquellos niños y niñas interfería en su
aprendizaje, en sus relaciones e incluso en
su presencia en la escuela.
A lo largo del año me llevé muchos sustos y
con cada uno veía un gran desafío por
delante. Uno de ellos fue encontrar en
aulas de Enseñanza Fundamental II, para
niños de 12 y 13 años, a estudiantes
completamente analfabetos.
No sabía cómo alfabetizar a alguien, pero
no podía dejar que, por un año más, esos
alumnos fueran abandonados y pasaran
desapercibidos. La escuela no podía seguir
siendo un ambiente de exclusión para ellos,
cuando debería ser lo contrario. Estaba
decidido, algo debía hacerse.
De ahí surgió el proyecto de alfabetización
y letra, y los libros de cómics, diarios, juegos
y actividades de alfabetización pasaron a
ser parte fundamental de mi día a día. Con
un
enfoque
orientado
hacia
la
identificación de las letras para la
construcción de sílabas, palabras y
finalmente, frases, y practicando todo esto
con la escritura de un diario, conseguí
alfabetizar a esos alumnos.
Con la ayuda de personas que entienden
de la alfabetización, otros profesores de la
escuela, el apoyo de la red de Ensina Brasil,
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de los tutores, con materiales y
metodologías, la escuela volvió a tener
sentido para estos estudiantes y dejó de ser
un espectáculo del que antes eran
espectadores.
Sin embargo, el trabajo más bien fue de
rescatar la autoestima. El saber que algo
puede no ser fácil, pero que ellos son
capaces, hizo toda la diferencia para que
pudieran aprender lo que pasaron años sin
conseguir. La experiencia fue muy rica y
contribuyó no sólo con esos alumnos, sino
también a construir una cultura en la
escuela de que es posible alcanzar a todos
los estudiantes si miramos a cada uno.
¡Ellos aprendieron conmigo, y yo aprendí
mucho con ellos!
Aprendí a interpretar a mis
alumnos y a encontrar significado en cada
una de sus acciones. Los sustos siempre
tienen una causa y es importante prestar
atención para comprender el universo de
esos niños y niñas. La educación debe
también cuidar de eso, pues educar es
mucho más que enseñar contenidos de
matemáticas, historia y geografía. Se trata
de comprensión. Se trata de gente. Se trata
de dignidad. Y eso es lo que creo haber
brindado a esos alumnos, que hoy ven- y
leen- con sentido en la escuela.
" ...No sabía cómo
alfabetizar a
alguien, pero no
podía dejar que,
por un año más,
esos alumnos
fueran
abandonados y
pasaran
desapercibidos".
Victor Both Eyng
Professor Ensina Brasil
Governo do Estado do Mato Grosso
[email protected]