En Red #4 Resvista en red Cuarta edición | Page 19
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Estamos ready: Una escuela
soñada por los estudiantes
¿Qué pasaría si les pidiéramos a nuestros
estudiantes que imaginen su escuela
ideal? ¿Qué pasaría si los invitáramos a
soñar, y diseñáramos junto con ellos una
escuela que los motive al punto de querer
asistir todos los días, e invitar a sus
amigos? Aquí les contamos la historia de la
escuela en que se formó la décima
generación de profesores de Enseña Chile
(peCh), y que tuvo el sello de haber sido
reinventada por los estudiantes.
Como en los demás países de la Red, los
peCh viven una formación inicial muy
intensa durante el verano, antes de su
experiencia de dos años en la sala de
clases. En Chile, la formación inicial se ha
basado
tradicionalmente
en
la
organización de una o dos escuelas de
verano, en que estudiantes de diversos
centros educativos se inscriben de forma
voluntaria, asistiendo a clases con los peCh
durante enero. Un desafío histórico
asociado a esta modalidad, ha sido
convocar a un número suficiente de
estudiantes para que los peCh tengan
condiciones de práctica adecuadas para el
desarrollo
de
las
competencias
pedagógicas esperadas. ¿Porqué los
adolescentes querrían venir a clases
durante las vacaciones? Para formar a la
generación de peCh 2018, que crecería a
un total entre 150 y 200 participantes,
necesitábamos
reinventar
nuestra
estrategia de convocatoria de estudiantes,
de modo de llenar las salas de las escuelas
de verano. Nos propusimos el desafío de
lograr
que
1000
estudiantes
se
comprometieran a participar activamente
en estas escuelas, y el corazón de la
estrategia fue soñarlas y crearlas junto con
ellos.
Para el desarrollo de la identidad de esta
escuela renovada, nos basamos en el
enfoque de diseño centrado en el usuario
(human-centered design), considerando a
los estudiantes como nuestro usuario final.
Llevamos a cabo jornadas creativas con
estudiantes en la oficina de Enseña Chile y
en salas de clases de nuestros peCh,
involucrando a la mayor diversidad
posible: mientras que algunos ya habían
participado en escuelas de verano, otros
nunca las habían oído mencionar.
Utilizamos herramientas metodológicas
tales como mapas de empatía, para idear
una escuela donde los estudiantes
asistirían llenos de entusiasmo. ¿Qué ve y
escucha un estudiante en esta escuela?
¿Qué piensa y siente? ¿Qué dice y hace?
Son algunas de las preguntas que
orientaron la reflexión y que nos
permitieron conocer las expectativas de los
estudiantes. Las ideas que descubrimos
eran simples y a la vez poderosas. Los
estudiantes soñaban con una escuela que
fuera, ante todo, un espacio de disfrute y
alegría. En esta escuela habría música,
juegos, colores, mensajes optimistas, y un
profundo respeto por la diversidad.
“¿Cómo
serían
los
recreos?”
le
preguntamos a un alumno que nos
respondió con total seguridad, “no habría
recreos profe, todo sería aprender y
pasarlo bien”. Los estudiantes tendrían la
posibilidad de elegir lo que les gustaría
aprender. Los profesores serían motivados
y cercanos a sus estudiantes, y se
preocuparían de que todos aprendan y se
sientan
incluidos.
Harían
clases
innovadoras, llevándolos fuera de la sala
todas las veces que fuera posible. “Puros
profes como la tía Vale”, dijeron los alumnos
de una peCh que nos invitó a su sala de
clases. Fue en esa misma sala que una
alumna escribió en un post-it el nombre
que causaría furor para esta escuela:
Estamos Ready.
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