A la hora de la madrugada lavará su cuerpo con agua fresca y saludará con
regocijo a su Madre Tierra.
A la hora de la madrugada inhalará al aire lleno de fragancia y saludará con
alegría a su Madre Tierra.
Y durante el día, trabajará con sus hermanos en el Jardín de la Hermandad.
Y a la hora del crepúsculo se reunirá con sus hermanos y juntos estudiarán las
palabras santas de nuestro padres y de los padres de nuestros padres y aún
hasta las palabras de nuestro Padre Enoch.
Y cuando las estrellas estén ya en la altura de los cielos, se comunicará con los
santos ángeles del Padre Celestial.
Y su voz se levantará con alegría hasta el altísimo diciendo:
Adoramos al Creador, al Hacedor de todas las cosas buenas, a la Mente
bondadosa, a la inmortalidad de la Ley y al fuego sagrado de la Vida; le
ofrecemos a la Ley la Sabiduría de la lengua, el idioma sagrado, las buenas
acciones y las palabras dichas correctamente; concédenos Padre Celestial que
podamos hacer descender la abundancia hasta el mundo que Tu has creado,
concédenos también que podamos desterrar el hambre y la sed del mundo que
Tu has creado y que podamos desterrar la vejez y la muerte del mundo que
creaste.
Oh, clemente y misericordioso Padre Celestial, concédenos que nuestros
pensamientos sean de acuerdo con la Ley, que nuestras palabras sean de
acuerdo con la Ley y que nuestras acciones estén de acuerdo con la Ley.
Padre Celestial, ¿cuál es la invocación más digna de grandeza y benevolencia?
Hijos de la Luz, es aquella que uno recita cuando está despertando y
levantándose del sueño, si a la vez se han tenido buenos pensamientos, se han
dicho palabras bondadosas y se han hecho buenas acciones y si se han
rechazado los malos pensamientos y se han evitado las malas palabras y las
acciones indignas.
El primer paso que dio el espíritu del Hijo de la Luz, lo situó en el paraíso del
buen pensamiento, el santo reino de la Sabiduría. El segundo paso que dio el
espíritu del Hijo de la Luz lo colocó en el paraíso de la palabra bondadosa, el
santo reino del Amor. El tercer paso que dio el espíritu del Hijo de la Luz lo
98