Adoramos a los santos ángeles resplandecientes, gloriosos y bienhechores, que
rigen con rectitud y disponen todas las cosas correctamente.
Escuchad las voces alegres de los Hijos de la Luz, que entonan las alabanzas
de los santos ángeles, pues los Hijos de la Luz trabajan en el Jardín de la
Hermandad.
Le cantamos con regocijo al agua, a la tierra y a las plantas, a esta tierra y a los
cielos, al viento, al sol y a la luna, a las estrellas eternas que no tuvieron
principio y a todas las santas criaturas del Padre Celestial.
Adoramos a los ángeles de los días y a los ángeles de los meses, a los ángeles
de los años, a los de las estaciones y a todos los ángeles inmortales,
bondadosos y heroicos que nos favorecen y que sostienen y protegen el Orden
Celestial.
Deseamos acercarnos a los ángeles poderosos, a todos los ángeles del Orden
Celestial y a causa de la Ley Santa, que es el mejor de todos los bienes.
A los ángeles bondadosos e inmortales, quienes ejercen sus gobiernos con
rectitud, les ofrecemos estos pensamientos, que son buenos pensamientos,
estas palabras, que son palabras bondadosas y estas acciones, que son buenas
acciones.
Le ofrecemos estos presentes a los ángeles del día y a los ángeles de la noche,
a los ángeles que viven por siempre y que constantemente nos ayudan y que
viven eternamente con la Mente Divina.
Que los ángeles bondadosos y heroicos del Padre Celestial y de la Madre Tierra
caminen con sus pies santos por el Jardín de la Hermandad y que ellos vayan
de la manos con nosotros, llevando las virtudes curativas de sus dones benditos,
que son tantas como lo es la anchura de la Tierra, siendo tan dilatadas como los
ríos y tan altas como el sol, para así ayudar al mejoramiento del hombre y para
que haya cosechas abundantes.
Son ellos, los santos ángeles, los que reconstruyen el universo y por eso el
universo nunca envejecerá y nunca perecerá, nunca entrará en decadencia, sino
que siempre vivirá y continuará expandiéndose.
Entonces vendrán la Vida y la Inmortalidad y el universo será renovado, la
creación se expandirá y no habrá muerte, florecerá el reino del Padre Celestial y
el mal perecerá.
96