Se dice que los árboles salieron una vez para ungir un rey que gobernase entre
ellos y le dijeron al olivo: reina tu sobre nosotros. Pero el olivo les dijo, ¿debo
abandonar el aceite, con el cual honro a Dios y a los hombres, para ser
ascendido sobre los árboles?
Y los árboles le dijeron a la higuera: ven tu y reina sobre nosotros. Pero la
higuera les dijo, ¿debo dejar mi dulzor y mi precioso fruto, para ser ascendida
sobre los árboles? Entonces los árboles le dijeron a la vid: ven tu y reina sobre
nosotros. Y la vid les dijo, ¿debo yo dejar mi vino, que es la alegría de Dios y del
hombre, para ser ascendido sobre los árboles?
El hombre de la Ley que cumple con sus deberes, no necesita otros favores.
EL ANGEL DE LA PAZ.
Porque así como las aguas cubren el mar, así la Tierra
será colmada con la Paz del Padre Celestial.
Invocaré al Angel de la Paz, cuyo aliento es amistoso y cuya mano está
investida de Poder.
En el Reino de la Paz no hay hambre ni sed, ni viento frío, ni viento cálido, ni
vejez ni muerte.
En el Reino de la Paz, no mueren los animales ni los hombres y ni el agua ni las
plantas se secan y nunca falta el alimento vital.
Se dice que las montañas le dan Paz a la gente y las colinas le dan rectitud. Allí
la Paz es tan durable como el sol y la luna y permanecerá a través de todas las
generaciones.
La Paz desciende como la lluvia sobre la hierba segada y así como el agua moja
a la tierra, en el Reino de la Paz la Ley crece con fuerza y los Hijos de la Luz
tienen dominio de mar a mar, hasta los confines de la Tierra.
El Reino de la Paz tiene su origen en el Padre Celestial; por Su fortaleza El
colocó firmemente las montañas y produce la aurora y el crepúsculo, para
regocijarse con la Luz, El le ha obsequiado a la Tierra el Río de la Ley, para
mojarla y fertilizarla, El hace que la tierra se suavice con las lluvias, ellas caen
sobre los pastos del desierto, y las colinas se alegran en todos sus costados.
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