La Ley es un río de santo Poder en una tierra seca y sedienta, donde no hay
agua. Nuestros labios alabarán Tu Poder mientras estemos vivos, levantaremos
nuestras manos en Tu nombre.
Preservaremos y promoveremos Tu Orden Celestial, mediante el cumplimiento
de los hechos. Invocaremos y pronunciaremos Tu santo Poder de día y de
noche y aquel santo Poder vendrá a ayudarnos. Y será como si hubiere mil
ángeles protegiendo a un solo hombre.
A Ti, Padre Celestial, pertenece todo el Poder y también Te pertenece la
Misericordia. Porque la Ley recompensa a todo hombre, de acuerdo con sus
obras.
EL ANGEL DE AMOR.
El Amor es más fue