La SEXTA COMUNION es con el Angel del Regocijo; El, que desciende
sobre la tierra para dar belleza a todos los hombres. Ya que el Señor no se
adora con tristezas ni con gritos de desespero; dejad vuestros gemidos y
lamentaciones y cantad al Señor un nuevo cántico, cantad al Señor toda la
tierra, que los cielos se regocijen y la tierra se alegre, que los campos estén
jubilosos y que las aguas se agiten, que todos los montes estén gozosos delante
del Señor. Para que vayáis con alegría y estéis en paz, las montañas y las
colinas se abrirán delante de vosotros en cánticos.
Angel del Regocijo, mensajero de la Madre Terrenal, cantaré al Señor mientras
viva, entonaré alabanzas a mi Dios en toda mi existencia.
La SEPTIMA COMUNION es con nuestra Madre Terrenal. Ella, quien envía
sus ángeles para guiar las raíces del hombre y los envía a lo más profundo de la
tierra bendecida.
Invocamos a la Madre Terrenal, la protectora santa, la defensora. Es Ella quien
restablecerá el mundo, la tierra es suya y la plenitud de la tierra, el mundo y
todos lo que moran en él.
Adoramos la buena, la fuerte, la bondadosa Madre Terrenal y a todos sus
ángeles generosos, valientes y plenos de energía, fuente de bienestar, benévola
y fuente de salud.
A través de tu brillantez y gloria las plantas germinan en la tierra en las eternas
primaveras. A través de tu brillantez y gloria los vientos soplan, precipitando las
nubes hacia las fuentes inagotables.
La Madre Tierra y yo somos uno. Tengo mis raíces en Ella y Ella se complace
en mi en concordancia con la Ley Santa.
Entonces hubo un gran silencio, mientras la muchedumbre reflexionaba las
palabras de Jesús. Y hubo nueva energía en ellos y el deseo y la esperanza
brillaban en sus rostros.
Y luego un hombre dijo: Maestro, estamos llenos de júbilo para comenzar
nuestra comunión con los ángeles de la Madre Terrenal quien sembró los
grandes jardines de la tierra. Pero ¿Y los ángeles del Padre Celestial que rigen
la noche? ¿Cómo caminaremos hacia ellos si están tan lejos de nosotros y son
invisibles a nuestros ojos? Pues podemos ver los rayos del sol, sentir el agua
fresca de la corriente donde nos bañamos, y las uvas son cálidas a nuestro
paladar cuando se maduran en las vides. Pero los ángeles del Padre Celestial
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