No tomareis la vida de cualquier cosa viviente. La vida viene únicamente de Dios
quien la da y la quita.
No degradarás el Amor. Es el don sagrado del Padre Celestial.
No negociarás tu alma, el don invaluable de la bondad de Dios, pues los ricos
del mundo son como las semillas que caen en terreno pedregoso donde no
echan raíces y viven muy poco tiempo.
No darás falso testimonio de la Ley para utilizarla contra tus hermanos;
únicamente Dios conoce el principio y el fin de todas las cosas, pues Su ojo es
único y El es la Ley Santa.
No codiciarás los bienes ajenos. La Ley te da grandes dones, incluso los cielos y
la Tierra, si guardas los mandamientos del Señor tu Dios.
Y Moisés oyó la voz del Señor y pactó dentro de sí un convenio que era entre el
Señor y los Hijos de la Luz. Y Moisés se volvió y bajó del monte, con las dos
tablas de la Ley en sus manos.
Y las tablas eran la obra de Dios y la escritura era la escritura de Dios grabada
sobre las tablas.
Como el pueblo no sabía que había sido de Moisés, se reunió y fundieron todos
sus aretes de oro y construyeron un becerro; adoraron al ídolo y le ofrecieron
sacrificios.
Comieron, bebieron y danzaron delante de él y se abandonaron a la corrupción y
a la perversidad delante del Señor.
Y ocurrió de pronto que Moisés estuvo en la aldea y vio el becerro, las danzas y
la maldad del pueblo. Moisés se llenó de furia y arrojó las tablas de sus manos y
las quebró contra el monte.
Y a la mañana siguiente Moisés le dijo a su pueblo: vosotros habéis cometido un
gran pecado, vosotros habéis negado a nuestro Creador, yo subiré donde el
Señor e imploraré por vuestro error.
Y volviendo Moisés donde el Señor le dijo: Tu has visto la profanación de tu Ley
Santa. Pues tus hijos perdieron la fe y adoraron las tinieblas e hicieron para ellos
un becerro de oro.
51