ELEVANGELIO DE LOS ESENIOS | Page 41

Como tu envías cada día tus ángeles, envíanoslos a nosotros también. Perdona nuestros errores, así como nosotros expiamos los nuestros en contra de Ti. Y no nos coloques en tentación, sino líbranos de todo mal, porque tuyo es el Poder, la tierra, el cuerpo y la salud. Amén. Y todos oraron juntos con Jesús al Padre Celestial y a la Madre Tierra. CAPITULO XXXIII. Y después Jesús les habló a ellos así: Precisamente como vuestros cuerpos han renacido por los ángeles de la Madre Tierra, puede el espíritu de igual manera renacer por los ángeles del Padre Celestial. Sed, por lo tanto, verdaderos Hermanos de los Hijos de los Hombres. Hasta ahora estuvisteis en guerra contra vuestro Padre, contra vuestra Madre y contra vuestros Hermanos. Y habéis servido a Satanás. Desde hoy vivid en paz con vuestro Padre Celestial, con vuestra Madre Tierra y con vuestros Hermanos, los Hijos de los hombres; y luchad solamente en contra de Satanás, no sea que os robe vuestra paz. Os doy la paz de vuestra Madre Tierra, a vuestro cuerpo y la paz de vuestro Padre Celestial a vuestro espíritu. Y que la paz de ambos reine entre los Hijos de los Hombres. Venid a mi todos los que estéis cansados de sufrir en lucha y aflicción; porque mi paz os fortalecerá y os confortará; porque mi paz rebosa en gozo; por eso, siempre os saludo de este modo: "La paz sea con vosotros". Luego, saludaos así, siempre, uno al otro para que en vuestros cuerpos pueda descender la paz de vuestra Madre Tierra, y sobre vuestro espíritu, la paz de nuestro Padre Celestial, y entonces encontrareis paz entre vosotros mismos, porque el Reino de Dios está dentro de vosotros. )d