ELEVANGELIO DE LOS ESENIOS | Page 36

Comed, pues, toda vuestra vida, a la mesa de vuestra Madre Tierra y jamás veréis necesidad. Y cuando comáis en su mesa, comed todas las cosas como las encontréis en la mesa de vuestra Madre Tierra. No las cocinéis ni las mezcléis una con otra, no sea que vuestros intestinos lleguen a ser como vapor de los pantanos. En verdad, os digo, esto es abominable a los ojos del señor. Y no seáis como el criado glotón, quien siempre comió a la mesa de su señor la porción de los demás y devoró todo, mezclándolo todo junto, en su insaciabilidad. Y viendo eso su señor, se indignó con él y lo expulsó de su mesa. Y cuando todos hubieron terminado su comida, mezcló todas las sobras de la mesa, llamó al siervo glotón y le dijo: Toma esto, llévatelo y cómetelo con los puercos, pues vuestro lugar es con ellos y no con mi mesa. Tened cuidado, por lo tanto, y no manchéis con toda clase de abominaciones el templo de vuestro cuerpo y no deseéis devorar todo lo que se vea a vuestro derredor. Porque de cierto os digo, si mezcláis toda clase de alimentos en vuestro cuerpo, entonces cesará la paz en vuestro cuerpo y una guerra perpetua os asolará y será aniquilado, así como se destruye toda morada y reinos divididos entre sí. Porque vuestro Dios, es el Dios de Paz y nunca da su ayuda a la desunión. No excitéis -por lo tanto, el rigor de vuestro Dios en contra vuestra, no sea que os arroje de su mesa y os veáis obligados a ir a la mesa de Satán donde el fuego de los pecados, de la enfermedad y la muerte corrompen vuestros cuerpos. CAPITULO XXVII. Cuando comáis, no comáis jamás hasta hartaros. Huid de las tentaciones de Satanás y escuchad la voz de los ángeles de Dios, pues Satanás y su poder os tientan siempre para comer más y más. Mas vivid por el espíritu y resistid los deseos de la carne. Y vuestro ayuno es siempre agradable a los ojos de los ángeles de Dios. Así que, prestad atención a la cantidad que hayáis comido, cuando hayáis estado sentado a la mesa. Y comed siempre menos de la tercera