ELEVANGELIO DE LOS ESENIOS | Page 149

delante de Dios y a ellos les fueron dadas siete trompetas. Y otro ángel vino y se colocó ante el altar, portando un incensario dorado y se le había dado bastante incienso, que debería ofrendar con las oraciones de todos los ángeles en el altar dorado que estaba delante del trono. Y el humo del incienso ascendía hasta Dios, lejos de los ángeles. Y el Angel tomó el incensario, lo llenó con el fuego del altar y lo arrojó a la Tierra y hubo voces y truenos y relámpagos y tormentas. Y los siete ángeles que tenían siete trompetas se prepararon para tocarlas. El primer ángel tocó y hubo granizo y fuego mezclado con sangre, que fueron arrojados en la Tierra y los bosques verdes y los árboles se quemaron y todo pasto verde se volvió cenizas. Y el segundo Angel tocó y cuando esto ocurrió una gran montaña ardiendo en fuego estaba precipitándose en el mar y sangre se levantó desde la tierra como un vapor. (N.E.: de la traducción del Inglés, al transcribirla al Castellano, el editor olvidó incluir al 3er. Angel. Si alguien puede completar este pequeño párrafo, lo puede hacer, enviándolo por correo electrónico). Y el cuarto Angel tocó y he aquí que hubo un gran terremoto y el sol se volvió negro como un mechón de pelo y la luna se convirtió en sangre. Y el quinto ángel tocó y las estrellas del cielo cayeron sobre la Tierra, así como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un viento fuerte. Y el sexto Angel tocó y el cielo se recogió como un papiro que se enrolla y no hubo árbol sobre toda la tierra, ni una flor, ni una brizna de hierba. Y yo estaba de pie sobre la tierra y mis pies se hundieron en el suelo blando y embotado en sangre, extendiéndose tan lejos como mis ojos podían ver. Y sobre toda la Tierra hubo silencio. Y el séptimo Angel tocó y vi un ser poderoso que descendía del cielo envuelto en una nube y un arco iris estaba sobre Su cabeza y Su rostro era como el sol y sus pies como columnas de fuego. Y tenía en Sus manos un libro abierto y colocó Su pie derecho sobre el mar y Su pie izquierdo sobre la tierra y clamó con gran voz, que era maravilloso oír: oh hombre, ¿desearás tu tener la visión de lo que ha de ocurrir? Y yo respondí, Tu sabes, oh Unico Santo, que no desearía nada, con tal que estas terribles cosas no ocurrieran. Y El dijo: El hombre ha creado estos poderes de destrucción. El los ha creado con su propia mente. El se ha distanciado de los ángeles del Padre Celestial y de la Madre Tierra y ha moldeado su propia destrucción. Y yo le dije: ¿Entonces no hay esperanza, luminoso Angel? 149