Y Jesús no respondió, pero colocó Sus dos manos en la olla alrededor de las
hojas brotadas del pasto, suavemente, como si fuera la frente de un pequeño
niño. Y cerró sus ojos y alrededor de El hubo señales de Luz, resplandeciendo el
sol, así como el caluroso verano hace estremecer la luz bajo un cielo despejado.
Y los hermanos se arrodillaron e inclinaron sus cabezas con reverencia ante el
poder del los ángeles que surgían de la figura sentada de Jesús y El permaneció
sentado en silencio con sus manos cerrados como si estuviese orando alrededor
de las hojas de pasto.
Y nadie se dio cuenta si había pasado una hora o un año, porque el tiempo se
detuvo y fue como si toda la creación hubiese retenido su aliento. Y Jesús abrió
sus ojos y el aroma de las flores llenó el aire mientras Jesús hablaba: Aquí está
el secreto, oh Hijos de la Luz; aquí en el humilde pasto; aquí en el lugar de
reunión de la Madre Tierra y el Padre Celestial; aquí está el Torrente de Vida
que dio nacimiento a toda la creación.
Les digo en verdad, sólo al Hijo del Hombre le es dado esto, para que vea,
escuche y palpe el Torrente de Vida que fluye entre los reinos terrestres y
celestes. Colocad vuestras manos alrededor del pasto tierno del Angel de la
Tierra y verán, escucharán y tocarán el poder de todos los ángeles.
Y uno por uno, cada uno de los hermanos se sentó en reverencia ante el poder
de los ángeles, sosteniendo en sus manos el pasto tierno. Y cada uno sintió el
Torrente de Vida entrar en su cuerpo con la fuerza de un torrente precipitado
después de una