ELEVANGELIO DE LOS ESENIOS | Page 122

pueda contemplar los muchos y diversos matices de verde y pueda encontrar fuerza y consuelo allí dentro. Les digo en verdad, todo lo que esté verde y con vida, tiene el poder del Angel del Sol dentro de si, incluso aquellas hojas tiernas del trigo joven. Y así, el Angel del Agua bendice el pasto, porque les digo en verdad, hay más del Angel del Agua dentro del pasto que de cualquiera de los otros ángeles de la Madre Tierra. Si trituran entre las manos el pasto, sentirán el agua de la vida, que es la sangre de la Madre Tierra. Y todos los días, cuando toquen el pasto y entren al Torrente de Vida, den a la tierra unas pocas gotas de agua, para que el pasto pueda ser renovado por el poder del Angel del Agua. Sabed también, que el Angel del Aire está dentro del pasto, porque todo lo que esté con vida y verde es la casa del Angel del Aire. Colocad vuestro rostro cerca del pasto, respira profundamente y permite al Angel del Aire entrar en lo profundo de vuestro cuerpo, porque allí mora en el pasto, como en el roble mora la bellota y como el pez mora en el mar. El Angel de la Tierra es el que da nacimiento al pasto, así como el bebé en el vientre vive del alimento de su madre, así la tierra da de si misma al grano de trigo, haciendo a éste germinar para contener el Angel del Aire. Les digo verdaderamente, cada grano de trigo que reviente hacia el cielo, es una victoria sobre la muerte, donde reina Satán. Porque la Vida siempre empieza de nuevo. Es el Angel de la Vida quien fluye a través de las hojas de pasto dentro del cuerpo del Hijo de la Luz, estremeciéndolo con su poder; porque el pasto es Vida y el Hijo de la Luz es Vida y la Vida fluye entre el Hijo de la Luz y las hojas del pasto, haciendo un puente para el Torrente Sagrado de Luz, el cual le dio nacimiento a toda la creación. Y cuando el Hijo de la Luz sostiene entre sus manos las hojas del pasto, es el Angel del Regocijo quien llena su cuerpo con música; para entrar en el Torrente de Vida y ser uno con el canto del ave, los colores de las flores silvestres, el aroma de la gavilla del grano recién revuelta en los campos. Les digo en verdad, cuando el Hijo del Hombre no siente regocijo en su corazón, trabaja para Satán y le ocasiona esperanzas a los hijos de las tinieblas. No hay 122