María la apagó y el oficial siguió hablando.
-Volveré a la noche.
Cuando el oficial Fuentes salió de casa, Marcos
empezó a gritar de vuelta. María intentó tranquili-
zarle, pero no logró. María ya había entendido, si
Marcos grita tan alto, significa que hay un peligro
para ellos. Directamente, María llamó al oficial Fuen-
tes.
-¡El asesino está en la casa!
El oficial Fuentes llegó como un rayo y vio un
micro de ambulancia en la entrada. Se fijó por la ven-
tana rota pero no le encontró y decidió entrar. El be-
bé empezó a gritar aún más fuerte. El oficial subió al
dormitorio de María y le encontró a Carlos en frente
de la puerta.
-¡Arma al piso!—gritó el oficial Fuentes.
-Ni te lo sueñes.
Marcos gritó tan fuerte que Carlos se tuvo que
alejar de la puerta y se acercó más al oficial. Directa-
mente quiso disparar, pero no tenía balas.
-Creo que no tenía que matar a los doctores.
El oficial Fuentes le arrestó y sacó lo que tenía en
sus bolsillos. Tenía solamente el celular de Alberto
casi roto, apenas funcionando y una estatua Swarovs-
ki rota.
Antes de salir, el oficial Fuentes dijo.
-Ya vuelvo María, le arresté a Carlos.