El Zaraguato Septiembre-Noviembre 2016 | Page 16

Después de ser Zapata. De Julieta Brizuela Torres Podría señalarlos a todos a pesar de mis manos frágiles, podría decir que cuando pasé al otro lado percibí sus miradas despiadadas, y entre sus rostros descarados sus grandezas los descarnaron, pues sus egoísmos los llevaron a sus cadáveres tirados. Zapata algún día me llamaron y Zapata por siempre me condenaron, pues después de aquel día mis pupilas se robaron, un respiro le llamaron, pero fue el beso del arma lo que me ha llevado, mis sangres derramaron, la misma que los pueblos algún día lloraron, pues llevo desgarradas las tierras que de mi gente arrebataron. Porto gusanos en la carne, carne que sus orgullos devoraron, pero ya no siento en el aire más que mis sueños desaguarse y en el rocío de mi vacío, utopía a de encarnarse. Memoria es los que los pájaros han cantado y es que no ando armado pero las palabras ya se INAH: "Hombres observan el cadáver de Emiliano Zapata que yace en su féretro, exhibido en Cuautla, Morelos, 1919." desbordaron, así ente ellas mis memorias han sembrado, aquellas que alba les ha recordado. No porto nada, liviano he quedado, mi alma ha hablado, y ahora que me largo mis ojos enterraron para mirar desde abajo lo que aquellos van quemando.