El Zaraguato Diciembre-Febrero 2017 | Page 6

Grandes Homínidos: Sigmund Freud y el amor.

Por Zamna Carillo
Corría el año de 1856 cuando la antigua Moravia, hoy República Checa, vería nacer a una de las mentes más brillantes de la historia.
Para comenzar, la impresión por la condición de la familia despertaría la curiosidad del joven y le invitaría a aguzar su inteligencia. Atravesarían además por una crisis económica que empujaría a los Freud a dificultades y a la ciudad de Viena, que, aun siendo detestada por Sigmund, fue el lugar de su residencia la mayor parte de su vida.
Como muchos saben, el buen estudiante tomaría el camino de la medicina, enfocándose principalmente a analizar estructuras nerviosas y el cerebro humano. Se dedicó a la neuropatología y fueron varias de sus investigaciones sobre histeria y otros males los que le llevarían a la creación del psicoanálisis, pero, ¿ Por qué girando la temática de esta edición en torno al amor elegí hablar sobre Freud? Por la explicación que da a las relaciones humanas.
Básicamente estipula que
los impulsos amorosos y
sexuales
provienen
de
nuestros
instintos
más
básicos.