El Uru Revista Nº 43 | Page 14

CON RUBEN GALUSSO, ARTISTA PLASTICO Y ENCARGADO DE EDIFI- CIO a hacer algunas horas, y los sábados nos íbamos con mi esposa a realizar una lim- pieza grande. - ¿Contanos cuando migraste a argen- tina y por qué? Así estuvimos no recuerdo bien si un mes o mes y medio y ya estando sobre las fies- tas de navidad nos dieron el visto bueno y fueron nuestras primeras fiestas en una vivienda linda como lo era esa portería. Con el tiempo fui aprendiendo las tareas relacionadas y al mismo tiempo estable- ciendo ambos una relación muy especial con los propietarios del edificio. - Llegamos a Argentina a fines de 1975, queriendo salir de la difícil situación de inseguridad que nos daba el salir a la ca- lle con tanto soldado armado hasta los dientes, nosotros no estábamos mal eco- nómicamente, ambos trabajábamos e in- cluso teníamos una moto que estábamos pensando cambiar por mejor modelo, pero en un determinado momento ambos nos planteamos el desarmar nuestro hogar y emigrar hacia Argentina como primer in- tento y posiblemente seguir hacia otros rumbos, pero aquí tenía yo parientes y muchos amigos y nos fuimos “aqueren- ciando”. - ¿Cuáles fueron los primeros trabajos aquí en buenos aires? - Yo como técnico en televisores tuve siempre trabajo, mi esposa inmediata- mente también consiguió y vivíamos en un hotel como tantos compatriotas, hasta que un querido amigo me habló que en un edificio cerquita de donde él vivía necesi- taban un encargado, acepté presentarme y me consiguió una reunión con gente de la comisión y el administrador. Bastó poca charla para que me aceptaran a prueba, y comencé a trabajar y aprender el oficio del que no tenía la más mínima experien- cia. Salía de la empresa donde tenía un puesto como técnico creo que a las 16 o 17 hrs. Y como estaba cerca del edificio me iba Pag 14 - ¿Cómo fue la relación con los habi- tantes del edificio? - Éramos las personas de confianza para la gran mayoría de ellos, y paralelamente comenzaron a pedirme todo tipo de repa- raciones ya sea de sus equipos como del hogar. Siempre separé mis tareas de los traba- jos que realizaba y eso mantuvo una muy buena relación entre todos. También fui siendo llamado por muchísi- mos vecinos para diferentes reparacio- nes, y con mi esposa nos manejábamos lle- vando las tareas del edificio entre ambos, ya que ella dejó de trabajar para poder entre ambos atenderlo y tener mi clien- tela. Nunca hubo problemas en eso, ya que si yo salía por trabajo ella me suplantaba y así todos felices. Pasaban los años y los que a nuestra llega- da eran jóvenes, se casaban y en algunos casos ocupaban las viviendas de sus pa- dres, tenían hijos a los que veíamos cre- cer y casi, casi eran como de la familia, fuimos el apoyo moral en momentos difí-