El Uru Revista nº 39 | Page 21

ómnibus, comida una, dos o tres comidas, y a los compañeros que iban a actuar de acá también, mirá que teníamos buenas murgas acá, teníamos y tenemos y siempre los defendimos, o compañeros que tocan candombe, o artistas del canto popular nomas, y siempre defendimos eso, siempre defendimos eso. URU.- Ustedes organizaron, también, des- file de llamadas. RG. – Sí, sí, claro, comenzamos una llamada allá en Barracas, en la puerta de ARUBA, en Patricios. Eso fue (risas), no teníamos ni la puta idea de organizar una llamada, y la hicimos con la apoyo de un muchacho, que era el secretario del Centro Comunal, no me acuerdo del nombre, un flor de tipo, que nos bancó. Nosotros mismos cerramos la calle con una cinta que no respetaba nadie, pero aun así, fueron unos cuantos miles de personas, se llenaron las calles de Patricios, y lo bueno que tenía era que ya tenías el asiento, viste las escaleritas, nosotros siempre decíamos, che hay una llamada y la gente no se puede sentar, vos calculá que hay una llamada hoy, empieza a las cuatro de la tarde y son las once de la noche y siguen pasando, no lo banca nadie. Entonces acá nos venía fenómeno porque la gente se sentaba en las escaleras. Me acuerdo que salimos con cuatro o cinco grupos de Lubolos, mas no, pero hubo que hacer un laburo previo, y acá te lo digo clarito, acá hoy no se chorrea, no se fuma, cerveza no, agua, clarito, porque vos esta- bas siendo observado, también, por mucha gente de acá. Había que ser un ejemplo, y ahí se arrancó y salió precioso. Fue un laburo bárbaro, ahí trabajamos como 30 compañeros de ARUBA. URU.- Ustedes ¿tenían socios? RG. – Si, llegamos a tener como trescien- tos treinta y pico de socios, que pagaban de vez en cuando, eran socios, bueno so- mos uruguayos, capaz que cuando te veían te tiraban cien mangos para cubrir todas las cuotas juntas. Pero no sirve eso, no lo podes aguantar, y tal vez ese es el proble- ma, o uno de los problemas que no se pue- de sostener nada. Y bueno, después con el mazazo del alquiler nos quedamos sin el local y ahí palmamos. No vimos la salida ni nada, todos los uruguayos que venían a hacer cosas, no apareció nadie, no impor- ta, sabemos que eso es así. Tener un local es fundamental, ojo tener un local para laburar, y pagando, no queremos que nos regalen nada, pero si costos razonables. En fin es una lástima, una lástima porque la experiencia fue buena. URU.- Y ahora retoman una segunda etapa. RG. – Si, ahora arrancamos esta segunda etapa, pero, de un modo, no te voy a de- cir devaluados, sino con unos años arriba. Antes pegábamos veinte mil afiches noso- tros mismos, veinte mil, hoy si llego a los mil quedo de cama. Además recibíamos a la gente hacíamos todo, y en el local mis- mo nosotros tuvimos valores tremendos, Carlitos Benavidez, Miguel Tuala, Manuel Capela, que se yo. URU.- ¿Concurría mucha gente? RG. – Si, si, si ciento y pico en nuestro local era una cosa de estar siempre. Me estoy olvidando de José Curbelo y Marta Suint, nuestros payadores a los que les debemos demasiado, parece que no tuvié- ramos payadores nosotros, hay un gran Pag 21