de la guerra grande. Era teatro durante las
tardes y primeras horas de la noche, especialmente en verano y otoño, donde concurrían muchas familias con mayor o menor
frecuencia, a tomar un refresco, te, chocolate o café y también a cenar. Se tocaban
valses, cuadrillas y gavotas con arpa, violín
y flauta.
gantín propio a Montevideo y se instala en La
Aguada.
En la esquina de Yaguarón y Lima,
estaba la casa solariega donde pasó su adolescencia y primera juventud Don José Batlle y
Ordoñez.
En una casa hoy desaparecida sita en la hoy
Avda. Libertador Brig. Gral. Lavalleja y Cuareim,
vino al mundo uno de los dramaturgos más im-
Pero La Aguada ha sido más que un barrio, entre sus calles se forjaron historias,
leyendas, nombres propios, que hoy pertenecen al imaginario colectivo del país. Revelaremos algunos de ellos -todos, sería imposible- en una rápida recorrida, hay nombres sobresalientes de nuestra historia
que se formaron o crecieron en La Aguada.
El linaje ilustre de los Batlle, liderado por don
José Batlle y Carreó, (abuelo de don Pepe) que
cuando tenía veintisiete años viene en un ber-
portantes del Uruguay, Don Florencio Sanchez.
En la calle Nueva York a la altura del 1415, entre Yaguarón y Javier Barrios Amorín, se encuentra la casona de dos plantas en la que vivió
hasta su muerte, en 1948, el creador del tango
“La Cumparsita”, Gerardo Matos Rodríguez.
LA CONFORMACION DEL BARRIO
Una parte de la Aguada se formó sobre
terrenos ganados al río y hasta no hace mucho, en los días de lluvia se producían filtra-
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