El Payador
por Gonzalo Abella
En el siglo XVIII hubo una Edad del Cuero en esta tierra; y una inmensa comunidad de hombres y mujeres de a caballo que vivían en libertad y practicaban el trueque de cueros de vacuno
por todo lo que necesitaban, especialmente acarreando inmensos volúmenes de cueros a las playas
incontrolables de Rocha y Maldonado. Llevaban a cabo este intercambio con el Mundo exterior sin
autorización de las autoridades virreinales de España.
Luego esta gente se unió a las luchas independentistas. Y entre ellos hubo quienes empuñaron
una guitarra y cantaron la épica de su destino. Al cantor improvisador que cumplió con este oficio
en el Río de la Plata se le llamó Payador.
El payador es pariente del antiguo juglar del Medioevo europeo; también del relator en letanía de la aldea africana y del chamán amerindio organizador de danzas cantadas. Su lengua será
ibérica, pero con arcaísmos, términos indígenas y africanos. La versificación también responderá
a formas clásicas españolas, pero el contenido de sus versos será de contexto rioplatense y rural.
En América Latina tiene también sus hermanos: los cantores repentistas nordestinos del Brasil cangaçeiro; los cantantes de “punto guajiro” de los guateques cubanos; los repentistas llaneros
de Venezuela y Costa Rica. Y podríamos seguir...
El Payador, Cantor de la independencia, se hizo luego cantor del federalismo y del dolor del
gaucho perseguido, y renació en la gesta antimperialista de los años sesenta del siglo XX, donde
estudiantes y obreros festejaron el “cantar opinando” con guitarra como una forma de resistencia
cultural.
En la medida que el “canto popular” se hizo más urbano en los años 80 (más murguero, más
candombe) el payador volvió a recluirse en el ámbito de las fiestas nativistas, las yerras y las
jineteadas. Estamos lejos de aquellas épocas del fines del siglo XIX cuando el gran payador afro
argentino Gabino Ezeiza cruzaba el charco y payaba dos días enteros con contrincantes orientales; pero la memoria de Ansina, de Hidalgo, de Victoria la Payadora, de Carlos Molina, que cantaron opinando, se perpetúa hoy en muchos y muchas que recogen el guante de la tradición y siguen
cultivando el arte sorprendente de la improvisación campera.
La Cruzada Gaucha
El gran momento de los payadores durante el
siglo pasado comenzó en 1955, fue la Gran Cruzada Gaucha impulsada por Dalton Rosas Riolfo
y el payador Emilio Riberano. Primero se realizó
en la vieja cancha de basquetbol de Peñarol en
Montevideo. Entre los participantes estaban los
hermanos Washington y Raúl Montañez, Aramis
Arellano, Omar Vallejo , Carlos Molina y Héctor
Umpierrez. El espectáculo viajó después por
pueblos y ciudades del interior llenando todos
los escenarios y era transmitido por radio.
El éxito fue muy grande pero finalizó abruptamente de manera infeliz luego de un contrapunto entre Carlos Molina de ideas anarquistas
y Héctor Umpierrez de filosofía diferente que
terminaron en un duelo criollo en el que Molina
hiri