El Uru Revista Nº 24 | Page 16

ENTRE EL AMOR Y LA MUERTE Mientras la patria llama, allí estoy yo, fuerza y latido De qué hablamos cuando decimos “amor a la patria” Tal vez siempre estuvo, tal vez fue creciendo, pero algo es seguro, muy seguro. El ser humano ama el lugar donde nació y cada día, cada año de su vida acumula razones y sentimientos que aumentan ese amor. Lo contrario se da pocas veces y casi siempre responde a una gran desilusión, a una herida, a una renuncia. Y además esa adhesión al lugar, a la tierra, a las circunstancias y a la gente, madura mientras más estrechos son los lazos que se tejen con los contemporáneos. Esto es no sólo claro sino muy conocido. Hoy quiero referirme al se ntimiento de patria colocando el concepto cuando en América no sabe mos si se hablaba de “patria” por ser ésta una manera de nombrar el suelo donde se nació a la manera latina y por lo tanto común en la cultura de los europeos que invadieron y colonizaron el continente. Aunque no tengamos constancia escrita del amor a la “patria” por parte de los pueblos originarios, en cambio tenemos fehaciente comprobación del amor al suelo que los antiguos habitantes sentían por el lugar donde nacieron. Forma parte de lo más acendrado de su cosmovisión, de cómo veían la naturaleza de la que formaban parte, lo que los pueblos americanos sentían, sabían y valoraban acerca de la Tierra, hasta sentirla y cuidarla como si fuera la Madre. Nada más claro que el sentido dado al concepto de Pachamama o Madre Tierra para verlo con claridad. También es cierto que para los europeos la cosmovisión indígena fue algo de muy poca importancia y creo que tenemos mucha suerte de que no hayan logrado borrar el concepto de la memoria indígena así como lograron hacer desaparecer tantos aspectos de las culturas originarias americanas. Por Delia Etchegoimberry No quisiera afirmar que el amor a la patria manifestado por los Libertadores de América se enraíce en el pensamiento indígena y menos quiero afirmar que tomó sus raíces del sustrato europeo traído por los conquistadores a través de su lenguaje. Lo que es seguro que a la época de las luchas por la independencia, los que se jugaron por conquistarla y mantenerla, demostraron un profundo sentimiento de amor a la patria. Y la patria era el suelo americano donde habían nacido. Hijos o descendientes de los conquistadores, los criollos ostentaban un sentimiento independiente del de sus ancestros. Un sentimiento de patria nuevo, enraizado en este suelo, referido a él , a su corta historia, a sus vivencias, compartido mayormente con sus contemporáneos, muy fácil de trasmitir, contagioso, hecho de todas las simples cosas que le rodeaban, fortalecido por sus propias creaciones de ideas, conceptos, acciones, utopías, entregas espirituales y culturales, afectos compartidos, sueños del más venturoso porvenir para sus descendientes. Y en todo eso y mucho más lo que no cabía era ser “vende patria”. Porque en el “vende” estaba todo lo que se rechazaba, lo que no tenía cabida en el corazón ni en el concepto de patria. Sobre todo para quienes sólo la podían imaginar independiente de todo poder extranjero. Cosa propia, cosa amada, merecedora de cuidado, que debía mantenerse sin mancha, que no había dinero capaz de comprarla porque no estaba en venta, porque era de todos y sobre todo era del futuro, de los hijos, de los descendientes, del placer de saberla libre. Creo que en esto todos estamos de a-cuerdo. Bueno, de muy cerca siem