Se caracterizaron por tener coros de mas de
30 integrantes que cantaban a tres y cuatro
voces con excelentes solistas, y por sobre
todas las cosas de haber reemplazado operas
y zarzuelas por los nuevos ritmos que
conquistaban el gusto popular: foxtrots, fados,
pasodobles, tarantelas, tangos… Las troupes
no pudieron adaptarse a los nuevos tiempos y
conocieron un auge tan espectacular como
efímero.
La Murga en cambio goza de muy buena
salud. Hacia los años 30 y 40 sufre
importantes transformaciones. Del la mano del
mítico Pepino adopta la actual batería de
bombo platillo y redoblante. Las innovaciones
de Los Saltimbanquis de Domingo Espert, el
“Loco Pamento”, en materia de mímica y de
maquillaje. El afianzamiento del repaso
humorístico de los sucesos del año para
satirizar al poder desde una mirada crítica y
burlona, la recurrencia al doble sentido y al
humor verde sumadas a una forma de sentir y
decir y por sobre todas las cosas una forma de
cantar, son los aspectos que identifican a la
murga uruguaya actual.
Casi todas las grandes murgas que denotan
en sus títulos la infalible puntería de la
picaresca popular, nacieron en la primera
mitad del siglo pasado. Los Patos Cabreros
que siempre volvían patos y cabreros de sus
proverbiales
incursiones
por
Maroñas;
Asaltantes con Patente, que denunciaban con
ese título la inoperancia policial ante los
anarquistas expropiadores que protagonizaban
asaltos espectacul ares como el del Cambio
Messina; Araca la Cana, que era el grito con
que el “campana” advertía la proximidad del
guardia civil del barrio a los canillitas que
jugaban al sevelé mientras esperaban los
diarios. El caso de Curtidores de Hongos, la
decana, es bastante más delicado ya que no
es fácil desentrañar el verdadero significado
del título, aunque en general se le atribuyen
resonancias alucinógenas mi