Gozosamente ajenos a tanto prejuicio racial,
por esos años los negros estaban estrenando
algunos títulos legendarios de nuestro
carnaval: Los Esclavos del Nyanza, nacidos en
el conventillo La Facala; Lanceros Africanos
del conventillo Muchas Puertas; Los
Libertadores de África donde dirigió la cuer da y
tocó el repique José Leandro Andrade y tantos
otros.
Durante los días de carnaval, los cientos de
negros y lubolos componentes de cada
agrupación recorrían las calles de Montevideo
desde las dos de la tarde hasta la noche.
Cuando dos comparsas se encontraban, los
respectivos estandartes se saludaban y ambas
redoblaban la intensidad de sus tamboriles ,
tocando “a taparse”. Pero el punto culminante
de aquel duelo carnavalero era el desafío de
los escoberos que se enfrentaban “a la buena”
y mientras bailaban en una pierna y hacían
malabarismos con la escoba, usaban la otra
para intentar derribarse con violentas
zancadillas, lo que derivó a veces en feroces
batallas.
Recién en 1956 se oficializó el desfile de
“Llamadas” en el carnaval, las que se
realizan en el barrio Sur y con las que se
reúnen tres zonas montevideanas de “toque”
perfectamente diferenciadas: Ansina, Palermo
y Cuareim, ante un público cada vez más
exigente y participativo.
El Tablado Vecinal –el más genui no y mítico
de nuestros escenarios carnavaleros- nace en
1890 en la plazoleta donde se juntan 18 y
Rivera. El Saroldi nace a iniciativa de los
vecinos de la zona. El concurso de
agrupaciones organizado por el Tablado en su
fundación congregó a más de cinco mil
personas y contó con la participación de casi
20 comparsas que interpretaron las dos
mejores canciones de su repertorio y se
disputaron un único premio consistente en un
“bello objeto de arte”. Fue un hecho
fundacional para nuestro moderno carnaval,
como lo fue otra de las iniciativas impulsadas
poco tiempo después en el mismo Saroldi: los
premios al canto, a la música, a la letra y al
traje; base de los futuros “rubros” que todavía
hoy vertebran el concurso oficial. A partir del
Saroldi la proliferación de tablados que conoció
Montevideo fue asombrosa. Hacia 1930 la
ciudad tenía unos 300 escenarios y no contaba
más de 650 mil habitantes.
Pero hablar del “Centenario” es hablar de
Troupes, y hablar de troupes es hablar del
Loro Collazo director de La Oxford y de
Salvador Granata su par de Un Real al 69
aunque hubo otras que también concitaron el
fervor popular.