El tren del desamparo - Eduardo Rojo Diez | Page 19

El tren del desamparo 19
de inmisericorde y no dudaba en usar la fuerza o el chantaje para imponer las decisiones que le marcaba su superior .
Gervasio Miranda era el ayudante de Antúnez , un hombre sin personalidad y un vago redomado , cuyo principal mérito era tener a su hermana casada con el encargado . Nunca tomaba la iniciativa , pero su indolencia ayudaba a destensar las tiranteces que surgían a menudo entre la dirección y los trabajadores . El pelo rojo y revuelto y la cara pecosa le aportaban un toque de distinción en aquel pueblo de gentes morenas , le daban una chispa de vitalidad a su aburrido aspecto y endémica desidia . Los ojos y los bostezos delataban sueño atrasado , como si por la noche tuviera una doble vida , pero no era el caso ya que no era ni un lector empedernido ni un galán nocturno . Sucedía simplemente que vivir le generaba cansancio , una dolencia del alma que le venía de nacimiento . Todo lo que comía , que no era poco , se adhería a sus carnes . Cada vez cogía más kilos . Disimulaba porque tenía una percha suficiente para aguantar semejante peso y gustaba de vestir ropas holgadas . Llamaba la atención el tamaño desmesurado y el tono amoratado de sus pies , calzados con alpargatas abiertas por detrás , lloviera o luciera el sol , con frío o con calor .
El último de la partida de confianza de don Zoilo era Valentín Bravo , el joven oficinista que llevaba los papeles de la resinera . Le caracterizaba un flequillo negro , lacio y grasiento , que le caía desamparado sobre la frente sudorosa y descolorida , amarillenta como mucho . Las orejas puntiagudas le proporcionaban un aspecto de roedor , siempre alerta de cualquier movimiento o peligro . Vestía ropa desgastada y con brillos del reiterado uso , con chaqueta , chaleco y pantalones de un indefinido color grisáceo . Detrás de las gafas redondas escondía unos ojos de cobarde , que jamás se rebelaban ante las injusticias y