EL TINTERO DE ORO MAGAZINE Nº 4 EL TINTERO DE ORO MAGAZINE Nº 4 | Page 118

—¡Llévame de nuevo a la nevera, te lo suplico! ...Polvoroncillo bajó de Alfajor dispuesto a ello, aunque no sabía cómo podrían hacer tal cosa, siendo él pequeño y su abuelo, anciano. En ese momento, llegó don Turrón. ...—¿Qué hacéis todavía aquí? Los humanos pronto van a reunirse a la mesa. ...—Disculpá, creo que Polvoroncillo tiene algo que decir. Polvoroncillo observó al terco de su padre y apenas balbuceó: ...—De... deberíamos llevar a tío cocholate a la nevera. ...—¡¿Qué?! ¡Un rotundo no! Ya lo entenderás cuando crezcas. Vamos, que están a punto de servirnos. Los postres aterrizaron en la mesa, felices y preparados para ser degustados. Pero pasó el tiempo, y ni uno de ellos abandonó las bandejas. Entonces escucharon a uno de los niños huma- nos que verbalizó la opinión del resto de comen- sales: —¿Otra vez lo mismo? ¡Qué aburrimiento! ¿Cuándo podremos comer a Helado de choco- late vegano con tropezones de té verde, mamá? Y allí quedaron. Abandonados, inadvertidos. 118