EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 42
impresión - añade Rojas - de ser un amigo muy cercano de los
padrinos caballistas. Me parece observarlo contemplando la
conjunción jinete/caballo de Dairo Chica (el rejoneador de los
narcos), con Venus, el espléndido caballo asesinado. Uribe alzaba
su entrecejo con visible admiración, seguramente empezando a
vislumbrar a un país, brioso y tonto a la vez, montado por él”.
Volvamos un poco atrás. Uribe Vélez “admira” a su padre. Pero,
¿es admirable Uribe Vélez? Su biografía oficial lo muestra como un
ejemplo digno a seguir. Bachiller del Instituto Jorge Robledo, “en
5° y 6° de bachillerato fue eximido de exámenes finales en todas
las materias. En 6° fue declarado el mejor bachiller”. “Abogado de
la Universidad de Antioquia (en otra versión dice 'doctor en
Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia'), en
parte de su carrera tuvo matrícula de honor. Especializado en
Administración y Gerencia de la Universidad de Harvard (1993),
estudió Negociación de Conflictos en el mismo centro docente y en
el mismo año, y en 1998 y 1999, fue "Senior associated member,
del Saint Anthony's College Oxford University, gracias a la Beca
Simón Bolívar del Consejo Británico. Su excelencia académica le
permitió ser eximido de exámenes finales en todas las materias
durante los dos últimos años de bachillerato y recibió beca por
excelencia durante buena parte de su carrera universitaria”. En
fin, un hombre de estudio.
Por desgracia, algunos de sus postgrados no fueron tan útiles
como él mismo lo hubiera necesitado. Por ejemplo, el de
“Administración” que cursó en Harvard (¡en Harvard!) no
contribuyó siquiera al adecuado manejo de su equipo de trabajo.
Al término de su gestión como gobernador, un periodista que
asistió a varios de sus consejos de gobierno como simple
observador, y que tomó apuntes de las actuaciones de las que fue
testigo, diseñó un primer “perfil psicológico” de Uribe Vélez.
Revisando sus apuntes sacó en claro que el tono, la forma y la
estructura de sus intervenciones no eran propiamente las de un
demócrata. El clima que él creaba voluntariamente entre sus
colaboradores era el de la desconfianza. El único que podía llevar
la palabra era él (“parecía que le gustaba escucharse a sí
mismo”), y la creatividad de los funcionarios era prácticamente
nula. Su liderazgo era simplemente jerárquico. Su arma preferida
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