EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 245

Unidos, sobre los nexos de aquél con las Autodefensas del departamento de Antioquia. Como sabemos los colombianos, tales autodefensas no fueron otra cosa que grupos criminales dedicados a la comisión de atrocidades contra humildes campesinos, en ese territorio, con el apoyo comprobado, en repetidas oportunidades, de las autoridades civiles, militares o de policía. La conducta de los gremios en este caso, no es insólita. Ha surgido cada vez que se presenta una censura, ya sea de parte de la justicia o de un país extranjero, sobre la conducta de mandatarios respecto de quienes hay motivos de peso para creer, que han incurrido en hechos violatorios de la Constitución y de la Ley. No podemos olvidar la decisión del gobierno de los Estados Unidos de cancelarle la visa al presidente Samper. Se trató de un acto de soberanía de un país que, a decir verdad, no se ha caracterizado por ser coherente en esa materia. De serlo, habría cancelado también la visa del presidente Uribe. No lo ha hecho, por razones de conveniencia para el Presidente Bush, quien ha contado con el apoyo del presidente Uribe en una aventura tan alocada y criminal como la invasión a Irak y en otras facetas de su política exterior. Bush apoya, a su vez, al presidente Uribe, no obstante su extraño comportamiento con los paramilitares, porque sabe que es un alfil fácil de mover en el tablero de su política frente a América Latina. En los dos casos, el de Samper y el de Uribe, los colombianos, contra toda evidencia, protestaron por las decisiones de la potencia del norte, creyendo que, de esa manera, actúan con criterio nacionalista y patriótico. Confunden un caso individual con el interés general. En ambos casos se han equivocado, pues, en materia grave, en contra de los sagrados e inalienables intereses del país. Los colombianos no nos podemos comportar como borregos, que marchamos ciegamente en la dirección que nos señalan interesados “deformadores” de opinión. Si procedemos así, corremos el riesgo de precipitarnos en un abismo, que es el que 245