El apoyo de los gremios a Uribe
El debate promovido por el Senador Gustavo Petro contra el Presidente Álvaro Uribe Vélez, por sus vínculos con los paramilitares, durante el tiempo en que se desempeñó como gobernador del Departamento de Antioquia, ha tenido una enorme trascendencia. A ese debate se sumó la decisión del ex vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, de no sentarse al lado del Presidente, en un foro sobre el medio ambiente, precisamente por la existencia de esos indeseables vínculos.
Ante esos dos hechos, los gremios económicos de Colombia han creído su deber expresarle al Presidente su incondicional respaldo por lo que se ha calificado como un agravio injusto, no tanto al presidente Uribe como al País entero, por parte del senador del Polo Democrático y del ex vicepresidente norteamericano.
Muchos colombianos de comienzos del siglo XXI se han caracterizado por la ligereza con que confunden la imagen de un mandatario con la imagen de toda la Nación y la facilidad con que acuden a darle su respaldo al primero, y a arroparlo con el pabellón nacional, cuando se cree que ha sido ofendida su dignidad.
Se trata de un gesto no precedido por la reflexión, que es fruto de la masiva campaña desatada, principalmente, por algunos propietarios y directivos de poderosos medios informativos, que tanta influencia tienen en la formación de la opinión pública, a fin de que ésta compre cualquiera de sus productos comerciales, desde un modesto detergente hasta un presidente de la República.
Decimos que se trató de un gesto no precedido de madura reflexión porque, de una parte, esos colombianos no han tenido en cuenta que el senador Petro, en su debate en el Congreso, señaló la existencia de vínculos entre el ex gobernador Uribe Vélez y los paramilitares, con base en pruebas de carácter judicial. Y, de otra parte, porque el ex vicepresidente Gore, a su vez, sustentó su decisión no sólo en esas pruebas, sino, hasta donde se sabe, también en informes del Departamento de Estado de los Estados
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