EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 234

Por definición, un proceso de paz sólo tiene lugar entre contendientes, es decir, entre adversarios que libran una guerra entre sí y deciden adelantar conversaciones para definir las condiciones que les permitan ponerle fin al conflicto que los enfrenta. En ese sentido, es inconcebible un proceso de paz entre amigos o entre partidarios de una misma causa. De ahí que repugne a la conciencia hablar de un proceso de paz del Estado con los ‘paramilitares’. En efecto, éstos se han considerado siempre aliados de aquél, en su lucha contra la subversión. Uno de los argumentos más socorridos de los ‘paramilitares’, cuando pretenden que no se castiguen sus acciones criminales, ha sido precisamente ése: el de que esas acciones son consecuencia de su lucha contra la guerrilla, al lado del Estado. Se trata de un argumento falaz, porque ni siquiera los agentes del Estado pueden alegar esa condición para pretender que se les exonere de responsabilidad por las violaciones a la ley en que incurran. O para que se les dé un tratamiento favorable. De accederse a esas pretensiones, nos hallaríamos, en ambos casos, ante una situación de evidente arbitrariedad, que sólo se explicaría en una tiranía. Pero no en un Estado de Derecho. Tanto en el país como en el exterior, los ‘paramilitares’ han sido considerados siempre como autores de delitos atroces, cometidos so pretexto de combatir a la subversión. Han sido los emisarios de la barbarie. Hasta ahora, a ningún gobierno, liberal o conservador, le había pasado por la mente pactar la “paz” con ellos. Bastó que el que hoy rige los destinos nacionales les diera la orden de desmovilizarse para que lo hicieran. ¡Claro que previo el compromiso de burlar el derecho y la justicia para asegurar la impunidad de sus crímenes! Aunque su origen se remonta a los años sesenta, en el decenio de los ochenta los narcotraficantes crearon grupos armados, que comenzaron a llamarse ‘paramilitares’, para defender sus tierras mal habidas de las acciones de la guerrilla o para arrebatarles sus propiedades a campesinos inocentes a quienes, con ese fin, 234