EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 214
El Presidente Uribe sostiene con vehemencia que los enemigos de
la paz y de la tranquilidad ciudadana son, hoy por hoy, los
miembros de las FARC. Lo hace con el propósito de justificar las
acciones que libra contra esa organización, a la cual él no oculta
que quiere exterminar. Recientemente, le dio al Comandante del
Ejército la orden de “acabarlos”, diciéndole, además, que no se
detenga en el cumplimiento de esa orden, por las críticas que se le
hagan el país o en el extranjero. Y, a través de los medios de
comunicación, asumió de antemano, la responsabilidad política
que le toque por el cumplimiento de la misma. No se necesita
mucho esfuerzo para entender que esa orden, en la forma en que
públicamente la ha impartido el señor Presidente, constituye lisa y
llanamente una incitación al delito.
Tenemos, pues, dos actitudes contrapuestas del Presidente Uribe,
en relación con el combate a las fuerzas armadas ilegales: frente
a la guerrilla de las FARC sólo da la orden de combatirla y
exterminarla. No se ve en el primer mandatario ningún gesto de
invitarla a pactar la paz. Demuestra, a todas luces, que no quiere
buscar la paz con esa Organización. Por el contrario, frente a los
paramilitares y a sus crímenes y masacres, que, viéndolo bien, son
peores en muchos casos que las que han cometido las FARC, tan
pronto como se posesionó del cargo de Presidente, envió a su
Comisionado de Paz a conversar con ellos, quien les llevó unos
muy generosos ofrecimientos que son violatorios de la
Constitución.
Galán y Lara, creían, como creemos nosotros, que la corrupción,
en todas sus formas, impide que se superen las crisis por las
cuales ha atravesado nuestro país. Si no se erradica la corrupción
no se podrán superar los índices aterradores de pobreza y de
miseria; ni podrá funcionar eficazmente la justicia; ni se podrá
impartir una educación de mayor cobertura y calidad; ni se podrán
mejorar los servicios de salud; ni el Estado podrá, en fin, lograr la
justicia social, ni hacerles frente a los numerosos problemas
sociales de Colombia.
El asesinato de Galán constituyó el punto de quiebre del
renaciente proceso político nacional. Los enemigos de la
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