EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 212
regresivas que pretenden privatizar el manejo de las áreas
fundamentales de interés público”.
“Uno de los problemas inmediatos de la política colombiana es
salvar la intervención del Estado del descrédito que le han
causado las corruptelas de la política, el tráfico clientelista, la
manipulación de los grandes intereses del poder financiero y las
presiones de algunas empresas transnacionales…”
Los anteriores planteamientos de Luis Carlos Galán, con los
cuales coincidía plenamente Rodrigo Lara, han sido dejados de
lado por quienes fueron sus compañeros de la lucha política. Hoy
se sigue insistiendo en la necesidad de empequeñecer el Estado y
de privatizar todas las empresas públicas, con el argumento falaz
de que el Estado es pésimo administrador. Ignoran que la
responsabilidad de que la mayoría de las entidades públicas no
funcionen bien la tienen los partidos políticos, que corrompen
esas entidades y las convierten en fortines burocráticos y en un
medio de enriquecimiento personal. Recordemos lo que pasó,
durante los últimos gobiernos, en muchas de las grandes
entidades oficiales y lo que está pasando en el actual Gobierno de
Álvaro Uribe Vélez.
Tanto para Galán como para Lara, el respeto de los derechos
humanos es factor esencial de la paz. Esa ha sido también la gran
preocupación del Partido Liberal, sobre todo, en cuanto al manejo
del orden público, como garantía de la vida civilizada. Por esa
razón, ambos consideraban totalmente inaceptable el
paramilitarismo y los grupos de autodefensa, que pretenden –
decían- sustituir las funciones del estado en materia de Justicia.
Hoy el Gobierno les hace desmedidas concesiones a los
paramilitares, algunas de las cuales comprometen seriamente la
justicia y lesionan la soberanía nacional. Esos grupos criminales
no han hecho otra cosa que disminuir la intensidad de su
actividad criminal y reducir la comisión de sus horrendas
masacres, dentro del marco de los acuerdos celebrados con el
Gobierno. Pero no podemos confiar mucho en el cumplimiento de
los compromisos contraídos por ellos en esos acuerdos. Por el
contrario, es de temer que regresen a sus actividades delictivas si
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